En los últimos años, el campo de los probióticos ha experimentado un gran auge, lográndose avances científicos y clínicos que han permitido el desarrollo y la comercialización de diversos productos debidamente contrastados. Paralelamente, también ha aumentado la demanda de probióticos por parte de unos consumidores cada vez más conscientes de la estrecha relación entre nuestra microbiota y la salud.
Los probióticos se emplean en un abanico muy amplio de situaciones, que incluyen a personas sanas, a personas sanas pero en una situación especial (bebés, embarazadas, lactantes, ancianos, etc) y a otras con patologías de distintos tipos y gravedades.
Sin embargo, a pesar de sus efectos preventivos y terapéuticos, los probióticos no están completamente exentos de generar efectos adversos y riesgos potenciales, por lo que familiarizarse con su perfil de seguridad es primordial a la hora de tratar distintas patologías. Los casos en los que se ha podido establecer una relación entre el consumo de un probiótico y un efecto adverso son muy escasos. En teoría, los probióticos podrían producir cinco tipos de efectos adversos:
- Infectividad o patogenicidad.
- Producción de metabolitos no deseables.
- Posibilidad de transmisión de genes que confieran resistencia a antibióticos.
- Excesiva inmunoestimulación o inmunodepresión en individuos sensibilizados.
- Efectos negativos asociados a los excipientes.
Aunque en la práctica son extremadamente raros. Como conclusión, hay que comentar que el uso de probióticos es seguro en la población general, aunque en pacientes críticos, prematuros o inmunocomprometidos debe ser evaluado de manera extensa y cuidadosa, ya que se han descrito efectos adversos, como el desarrollo de infecciones sistémicas en estos pacientes. En la mayoría de los casos, la balanza entre el riesgo y el beneficio está claramente inclinada hacia este último. El riesgo de sepsis y otras complicaciones secundarias a los probióticos debe valorarse en los pacientes críticos.
Pacientes potencialmente en riesgo de sufrir complicaciones derivadas del uso de probióticos
- Inmunocomprometidos (incluidos los pacientes oncológicos y los gravemente desnutridos)
- Prematuros*
- Neonatos con patología grave
- Cardiópatas (alteraciones valvulares y su reemplazo y antecedentes de endocarditis)
- Pacientes en la UCI (patologías graves y portadores de catéteres centrales)
- Pacientes intervenidos quirúrgicamente
- Riesgo de translocación potencial a través de la mucosa intestinal (abdomen agudo, fuga intestinal, barrera epitelial intestinal incompetente, neutropenia o riesgo de neutropenia por quimioterapia y radioterapia)
- Administración de probióticos por yeyunostomía
- Administración concomitante de antibióticos de amplio espectro a los cuales los antibióticos son resistentes* (por ejemplo, algunos lactobacillus son naturalmente resistentes a la vancomicina)
- Probióticos con alta capacidad de adhesión a la mucosa intestinal o patogenicidad conocida
*Riesgo relativo. En general, se considera seguro su uso en estos grupos.
(**) 8 RAZONES para recomendar la línea HEELPROBIOTICS. Dra. Luz Taboada Castro. Servicio de Pediatría Hospital San Rafael. Madrid