Mucho hemos hablado en este blog sobre la microbiota intestinal y sus implicaciones en el eje salud-enfermedad. Determinados factores pueden influir de forma postiva o negativa en nuestra flora intestinal. El uso de medicamentos, como los antibióticos, puede tener un efecto negativo en nuestro equilibrio intestinal. Es importante, por tanto, ayudar a reequilibrarlo con la toma de probióticos. ¿Por qué?
Probióticos: repara el daño de los antibióticos a la microbiota
Los antibióticos son medicamentos necesarios para el tratamiento de una infección. Actúan con el objetivo de erradicar bacterias. Sin embargo cuentan con algunos efectos secundarios. Destaca uno: provocan la disminución de bacterias intestinales beneficiosas para la salud. En consecuencia, esta alteración en el equilibrio intestinal por la toma de antibióticos puede producir alteración en la microbiota intestinal y provocar, en la mayoría de la ocasiones, diarreas.
Del mismo modo podemos hablar de las infecciones del tracto urinario frecuente, como la cistitis. En esta patología la toma de antibióticos, en la mayoría de las ocasiones, se hace necesaria. Como consecuencia de su uso, normalmente de manera prolongada y repetitiva, se produce una destrucción de microorganismos beneficiosos en la microbiota vaginal e intestinal.
Pero entonces, ¿por qué es beneficioso el uso de probióticos después de haber tomado antibiótico?
Empecemos hablando de qué son los probióticos. Son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un efecto positivo sobre la salud de quien lo ingiere. Actualmente, distintos estudios han evidenciado el efecto positivo del uso de probióticos sobre la salud digestiva y extradigestiva en niños y adultos, especialmente en relación con la inmunidad y la inflamación.
Podemos decir que los probióticos pueden ser efectivos tanto en la prevención como en el tratamiento de cuadros diarreicos producidos por la toma de antibióticos, reduciendo la intensidad y la duración de la diarrea.
