En verano, por la mayor exposición a los rayos de sol, la piel puede sufrir irritaciones, quemaduras solares o sequedad.
Pero, también, pueden aparecer granitos por el sol en zonas no protegidas por la ropa. Pero, ¿a qué se deben esos granitos?
¿Cómo afecta el verano a nuestra piel?
La piel es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo.
No se trata tan solo de “una funda”, sino que tiene funciones relacionadas con el metabolismo, con el sistema nervioso o con el sistema inmunológico.
Sin embargo, no siempre tenemos los cuidados necesarios con nuestra piel. Y, además, hay momentos del año en los que las agresiones son aún mayores.
Uno de esos momentos es desde luego el verano. La mayor exposición a los rayos de sol, además del cloro de las piscinas, el sudor, etcétera, hace que la piel se vea más comprometida.
Como consecuencia de esta exposición a agentes externos, la piel puede sufrir irritaciones, quemaduras solares o sequedad entre otros.
Otra de las posibles manifestaciones que pueden ocurrir es la aparición de pequeños granitos por la exposición al sol, generalmente en zonas no protegidas por las prendas de vestir.
¿A qué se deben los granitos por el sol?
Hay varios motivos que pueden hacer que aparezcan los granitos por el sol:
- Pueden deberse simplemente a una irritación. Puede estar producida tanto por el sudor como por tejidos sintéticos que estén rozando en alguna zona de piel sensible. Esto es frecuente que ocurra en los denominados pliegues de flexión. Es decir, en las zonas en las que por el movimiento de las articulaciones entran en contacto dos partes que antes se encontraban separadas. Por ejemplo las axilas, el lugar por donde doblamos el codo o por donde doblamos las rodillas.
- Estos granos también pueden aparecer como consecuencia de lo que se denomina fotosensibilidad. Tiene que ver con la reacción que produce un elemento químico en contacto con la piel, cuando se activa por los rayos solares. Esto puede ocurrir con cremas, perfumes y maquillajes. Generalmente en la información de estos productos se hace referencia a esto, indicando si no se pueden aplicar en zonas expuestas al sol. De todas formas, de manera general, es recomendable en verano hacer el menor uso posible de perfumes y maquillajes. Pero, si se van a utilizar, en el primer caso no aplicarlos directamente en la piel y, en el segundo caso, estar seguros de la calidad de éstos. La aplicación de cremas hidratantes sí es recomendable y más en este periodo en el que se produce, como ya hemos dicho, una mayor sequedad de la piel. Pero es conveniente que las cremas hidratantes contengan además, factor de protección solar. Con ello conseguiremos el doble efecto con una única aplicación.
¿Y la arena?
Otra causa por la que pueden aparecer estos granitos, cuando se está en la playa, es por una irritación causada por la arena.
La composición de la arena es diferente de una playa a otra. Pero, en realidad, no es tanto las características de una u otra arena la que hace que se produzca este sarpullido.
Se debe, en algunos casos, a que la limpieza no es exhaustiva. Y, entre los granos de arena, puede haber pequeños crustáceos e insectos, además de contaminación de diferentes sustancias.
Por este motivo es muy importante ducharse siempre antes de abandonar la playa. Y, a ser posible, varias veces mientras que se permanezca en ella.
Casi todas las playas disponen de duchas de agua dulce que sirven para refrescar la piel, quitar el exceso de sal, arena y sudor y que pueden evitar muchas de estas irritaciones.
Eso sí. Hay que recordar que el baño en el mar y la ducha van retirando la crema con factor solar que nos hayamos aplicado. Es por lo que hay que volver a aplicarla varias veces durante la estancia en la playa.
Si me salen granitos, ¿es porque tengo alergia al sol?
Solo en algunas ocasiones, la aparición de estos granitos se debe a una auténtica alergia al sol.
La alergia al sol puede ser hereditaria y aparecer siempre en cada exposición solar. Pero, lo más habitual, es que no aparezca siempre sino únicamente cuando se añada algún otro factor desencadenante. Generalmente son reacciones leves, que curan espontáneamente o con tratamiento médico, pero sin complicaciones.
En pocos casos se trata de una reacción grave que precise de una actuación más contundente. Estas personas deben protegerse del sol con ropa adecuada y evitar por todos los medios la exposición.
En los casos más frecuentes, esta alergia al sol se manifiesta por la aparición de lesiones, especialmente en cuello y pecho. Lo habitual es que sean pequeñas ronchas enrojecidas y que causan un importante picor.
Como hemos dicho, en la mayoría de los casos, la reacción aparece cuando hay un factor desencadenante que se suma a la exposición al sol. Este factor puede ser el consumo de medicamentos o la aplicación de cremas o perfumes.
Por eso es muy importante la prevención evitando el uso de estas sustancias. Por supuesto, en estas personas, es imprescindible el uso de un protector solar de factor 30 o superior. Y, fundamental, el uso de gafas de sol y de ropa que proteja del contacto con el sol.
