Alimentos que ayudan a combatir la gripe

Estamos en invierno y eso significa que tenemos más probabilidades de sufrir algún contagio de enfermedades infecciosas. Las más frecuentes tienen lugar en la nariz, la garganta y las vías respiratorias altas.

Prevenir los resfriados y combatir la gripe en la temporada invernal ha sido siempre un desafío para el personal sanitario. Y, por supuesto, también para las personas en general que cuidan de su salud y la de sus familias.

Gripe

La gripe es uno de los principales motivos de consulta de los pacientes durante las estaciones frías del año.

Es una enfermedad muy común en los meses de frío y cuenta con síntomas similares al resfriado, pero de una intensidad mayor.

Esta patología está provocada por el virus de la influenza y aparece de manera repentina.

Síntomas de la gripe

• Suele aparecer fiebre que puede superar los 38°.
• Dolor de cabeza.
• Es muy frecuente tener dolor muscular.
• Agotamiento general.
• Dolor de garganta.
• Disminución del apetito y se caracteriza por tener una gran sensación de postración que obliga al enfermo estar espontáneamente en reposo.

¿Por qué los hombres sufren más con la gripe que las mujeres?

Lo cierto es que el sistema inmune masculino es menos robusto que el de las mujeres. Por tanto, los hombres pueden tener mayor riesgo de sufrir enfermedades respiratorias, además de experimentar mayores complicaciones en cuanto el virus entra en su organismo.

¿Existen alimentos para combatir la gripe?

Desde hace tiempo, los expertos vienen estudiando las relaciones que existen entre lo que comemos y nuestro sistema inmunológico.

Cada vez más, se sabe la relación que ejerce una alimentación equilibrada con sus efectos positivos sobre el sistema inmune.

Es decir, el estado nutricional es básico para hacer frente a muchas enfermedades. O dicho de otro modo. Una mala nutrición proteica tiene mucho que ver con que el sistema inmune no desarrolle las defensas necesarias y tengamos más probabilidades de padecer gripe u otra enfermedad infecciosa.

Dieta para el buen funcionamiento del sistema inmunitario

No sólo las dietas inadecuadas provocan que el organismo se resienta y desciendan nuestras defensas. También el estrés prolongado, los cambios bruscos de temperatura o el descanso insuficientes pueden conseguirlo. Hay signos que nos ponen en alerta de ello.

Pupas en los labios, cansancio, heridas que tardan en cicatrizar, dolores musculares o fragilidad en el cabello son señales que delatan que nuestras defensas podrían encontrarse bajas. Lo ideal sería evitar los hábitos y situaciones que debilitan nuestro organismo. Pero, además, una alimentación adecuada puede ayudarnos a superar las épocas difíciles al reforzar el sistema inmunológico que nos protege de las bacterias, virus y otros organismos patógenos.

• Vitamina C. Reduce la severidad y duración de los resfriados. Se encuentra en frutas, verduras y hortalizas. Fresas, kiwi, cítricos o tomates, entre otros.
• Vitamina A. Nos ayuda a mantener las barreras naturales contra las infecciones. La encontramos en huevos o lácteos.
• Vitamina E. Aumenta la respuesta inmunológica. La podemos encontrar en el germen de trigo, el aceite de oliva y cereales.
• Vitaminas del grupo B. Presentes en alimentos tanto de origen vegetal como animal. Lácteos, pescado, huevos, cereales, marisco y verduras.
• Hierro. Hígado, carne, pescado, legumbres o acelgas.
• Zinc y selenio. Estas dos vitaminas están presentes en casi todos los grupos de alimentos. Por ejemplo en el marisco, la carne roja o el atún en aceite.

Prevención: lo mejor contra la gripe

La gripe se transmite de persona a persona, principalmente por el aire.

Se transmite por las gotitas de saliva y secreciones nasales que se expulsan al toser, al hablar o estornudar.

Estas gotitas pueden quedar en las manos, en las superficies o dispersas en el aire.

Por tanto, la prevención es la mejor medida para combatirla. Y algunas de estas medidas son:

• Lavarse las manos con frecuencia. Antes de comer, de manipular alimentos, después de salir del baño o tras sonarse la nariz o toser.
• Taparse la boca y la nariz al estornudar y toser.
• Utilizar pañuelos desechables. No los guardes en el bolsillo tras su uso. Y no los dejes encima de la mesa o mesillas.
• Evita los besos y contacto muy cercano. Tampoco compartas vasos, cubiertos o toallas que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones.
• Si hay alguien con gripe en casa, procura ventilar más la casa y limpiar zonas comunes con los productos habituales de limpieza. Nos referimos a pomos de puertas, lavamanos o tiradores.
• Llevar una vida sana. Destacamos dormir bien, una alimentación saludable, beber agua, llevar una vida físicamente activa y evitar las bebidas alcohólicas y el tabaco.
• Mantener un correcto estado de hidratación. El agua, zumos o el caldo nos ayudan a mejorar la congestión y eliminar con menor dificultad las secreciones. Lo recomendado son dos litros diarios.

¿Cuándo hay que consultar al médico?

Es cierto que se puede pasar la gripe o un resfriado sin necesidad de acudir al médico.

Si no empeoran los síntomas, se trata de un proceso vírico que suele curar por sí solo y requiere que cuides de ti y de los tuyos.

Sin embargo, es cierto que las personas incluidas en los grupos de riesgo, ante la aparición de los síntomas de la gripe, aunque sean leves, deben ponerse en contacto con los servicios sanitarios.

Los grupos de riesgo a los que nos referimos son las mujeres embarazadas, enfermos crónicos o inmunodeprimidos y personas mayores.

Pero, también, debe ponerse en contacto las personas que padezcan alguno de estos síntomas:

• Dificultad para respirar.
• Sensación de falta de aire. Ya sea en reposo o por hacer esfuerzos físicos.
• Dolor torácico.
• Esputo con sangre.
• Aspecto azulado o amoratado de la piel y labios.
• Mareos o alteraciones de la conciencia.
• Fiebre elevada que persista más de 3 días.
• Empeoramiento repentino o no mejoría pasados más de 7 días de enfermedad.

¿Es igual para los niños?

Y, en los niños, los síntomas que pueden ponernos en alerta son:

• Respiración acelerada.
• Dificultad para respirar.
• Dificultad para despertarse.
• No tener ganas de jugar.