La temperatura ambiente es ideal, corre una ligera brisa. ¡Es impresionante la puesta de sol! No hay nada como tomarse un refrigerio a la orilla del mar.
Pero, en mi caso, ¡aquí estoy! Sin poder tomar nada porque estoy con diarrea. ¡Mira que lo dije ayer! Ese aperitivo no tiene muy buena pinta… ¡Un momento! … ¡Disculpadme! … Ahora mismo sigo… Como no me dé prisa… ¡Se acabó la puesta de sol!
¿Qué es la diarrea del viajero?
También llamada diarrea del turista, se trata de una enfermedad infecciosa, de origen bacteriano o vírico, que suele manifestarse durante la estancia o poco después del regreso al lugar de residencia habitual.
El agua y la comida contaminadas son los principales elementos que albergan los agentes patógenos responsables de este proceso.
El 60-85% de los casos tienen un origen bacteriano, un 10% se debe a parásitos y un 5% son ocasionadas por virus.
De todos ellos, el responsable que con más frecuencia da lugar a diarrea es la Escherichia coli. Otras bacterias que con menor frecuencia producen diarrea son Campylobacter jejuni y diferentes especies de Salmonella, Shigella y Vibrio.
Dentro de los virus cabe destacar Rotavirus que es responsable de la mayoría de los cuadros diarreicos que se producen en países desarrollados y que afectan mayoritariamente a la población infantil.
Por último, la Giardia lamblia es el parásito responsable, en mayor medida, de diarreas y cuyo cuadro clínico suele ser de larga duración.
¿Es frecuente la diarrea del viajero?
La diarrea del viajero no distingue de edades ni de sexo, pero sí es cierto que tienen más riesgo aquellas personas que presentan patologías o un estado físico que condiciona la respuesta inmune.
Los niños y adolescentes que todavía están madurando su sistema inmune, embarazadas, diabéticos, pacientes crónicos e incluso aquellos que están tratándose la acidez gástrica con antiácidos y/o inhibidores de la bomba de protones, estarán más predispuestos.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta los factores del destino. A mayor pobreza, mayor será la posibilidad de sufrirla y cuanto más larga sea la estancia, más probabilidad se tendrá de padecerla.
Otros factores que se deben tener en cuenta en función de la zona, son la época del año en la que se viaja, las condiciones higiénicas del hotel elegido, el tipo de viaje (no es lo mismo un viaje organizado que de aventura), el tipo de alimentos consumidos y el lugar donde se consumen.
Entre el 30 y el 50% de las personas que viajan a zonas de riesgo van a sufrir la diarrea del turista.
¿Cuáles son los síntomas?
Tradicionalmente, se consideraba la diarrea de viajero por la presencia de 3 o más deposiciones no sólidas a lo largo de 24 horas.
Además, puede ir acompañada por otros síntomas de la diarrea como cólicos, náuseas, vómitos, fiebre, urgencia por acudir al baño o presencia de sangre en heces.
Actualmente, se pueden considerar tres tipos de diarrea:
- Moderada: cuando el número de deposiciones diarreicas es superior a 3 a lo largo de 24 horas y cursa con otras manifestaciones clínicas.
- Ligera: cuando el número de deposiciones diarreicas es de 3 a lo largo de 24 horas sin otras sintomatologías.
- Disentérica: cuando la diarrea viene acompañada de fiebre y la presencia de sangre en heces.
Habitualmente, la diarrea se presenta a lo largo de la primera semana de estancia en la zona por lo que en muchas ocasiones ya ha desaparecido antes del regreso al país de origen.
Suele aparecer de manera repentina, precedida o acompañada de cólicos abdominales, pérdida de apetito y malestar general. En otras ocasiones puede ir acompañada de náuseas y vómitos.
En términos generales, los procesos suelen ser leves y no requieren de hospitalización. Suele tener una duración promedio de unos cuatro días, incluso sin tratamiento.
No obstante, recientemente se ha relacionado la diarrea del viajero con la aparición posterior de síndrome de colon irritable que podría afectar incluso a un 10% de los pacientes, síndrome de Guillain-Barré (debilidad y hormigueo en extremidades) y artritis reactiva.
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¿Qué puedo hacer?
Ya está todo organizado, los billetes en la mano, dispuestos a disfrutar de unos días de descanso en ese país que tanto deseábamos visitar y… ¿Ahora qué? ¿Y si la diarrea hace acto de presencia? ¿Qué puedo hacer?
Aquí van algunas recomendaciones:
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Máxima precaución con el agua y otras bebidas originarias.
Antes de viajar, es importante saber si el agua corriente del país de destino es suficientemente segura. Aun así, procura utilizar agua embotellada, pero ¡ojo!, no solamente para beber, sino también para la higiene bucal diaria. Aunque parezca mentira, enjuagarse con agua contaminada puede ser suficiente para contraer una infección.
También hay que tener precaución con los cubitos de hielo y las bebidas granizadas en las que no se sabe el origen del agua que contienen.
En principio, no hay por qué dudar de los bares o restaurantes locales, pero para mayor seguridad, pide agua con gas porque las botellas de agua pueden haber sido rellenadas con agua del grifo. -
Extrema la higiene.
Lava las manos de forma frecuente usando jabón, sobre todo, antes de comer, al manipular alimentos o antes de acudir al baño.
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Evita los alimentos que se consumen crudos.
Decídete por fruta que se pueda pelar para evitar comer aquella que se haya podido lavar con agua corriente.
Las ensaladas, opción muy saludable generalmente, hay que evitarlas en estos casos por el mismo motivo. Las verduras, para mayor seguridad, deberían consumirse cocinadas.
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Evita productos lácteos no pasteurizados.
En época de verano o en países tropicales, la opción del consumo de un helado no es la más adecuada. En esos casos, hay que decidirse por los formatos comerciales que son mucho más seguros.
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Cuando hay hambre, la comida callejera no es lo más adecuado.
Los aromas agradables de los puestos de comida callejera pueden llevarnos a la tentación de consumirlos sin informarnos previamente de la seguridad sanitaria en la manipulación de los alimentos.
Es importante saber qué comer con diarrea. En caso de necesidad, hay que optar por comida caliente o muy bien cocinada, evitando, en la medida de lo posible, mariscos, pescado crudo, carne poco hecha o marinados. -
Un buen botiquín de viaje, como prevención.
Antes que curar, es preferible prevenir. Por ello, es importante ser escrupuloso a la hora de preparar el botiquín que nos llevaremos de viaje y que incluya todo aquello imprescindible para posibles imprevistos.
¿Y si aparece la diarrea?
En el caso de que aparezca la diarrea, tan importante es actuar lo antes posible para evitar que se prolongue en el tiempo, como recuperar el líquido y los electrolitos que se pierden durante este proceso.
En ese sentido, en las farmacias existen complementos o suplementos alimenticios que en su formulación incluyen Sacharomyces boulardii (una levadura beneficiosa para nuestro organismo y que ha demostrado acortar el tiempo de duración de la diarrea) y sales de rehidratación oral que contienen todos los minerales necesarios para recuperar el equilibrio hidroelectrolítico de nuestro organismo.
Estos complementos junto con una dieta blanda puede ser la solución ideal para superar esos momentos embarazosos.
¡Cierra el grifo y disfruta del viaje!
BIBLIOGRAFIA
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272006000200011
