Siempre la misma duda… ¿son buenos los corticoides para un niño con dermatitis atópica? ¿Son eficaces? ¿Qué hay de los efectos secundarios? La dermatitis atópica es una enfermedad crónica de la piel que afecta a un gran parte de la población y más, concretamente, a la población infantil. Es cierto que los tratamientos convencionales pueden tener efectos secundarios no deseados, pero hay una opción natural y efectiva para aliviar los síntomas de esta enfermedad: los probióticos.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a personas de todas las edades, aunque es más común en bebés y niños (85% de los casos). Se caracteriza por la aparición de erupciones cutáneas pruriginosas y descamativas que se conoce como eczema atópico.
Las erupciones cutáneas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque son más comunes en la cara, el cuello, los codos, las rodillas y las muñecas.
Aunque no es contagiosa ni peligrosa para la salud en general, puede tener un gran impacto en la calidad de vida de quienes la padecen debido a la incomodidad física y emocional que causa.
Esta enfermedad se produce por una disfunción en el sistema inmunológico, que provoca una inflamación de la piel y un aumento de la producción de histamina. Se agudiza en determinados periodos, ya que la dermatitis atópica cursa con brotes.
Es importante buscar tratamiento médico adecuado para controlar los síntomas y prevenir complicaciones a largo plazo.
Causas y síntomas de la dermatitis atópica
Las causas exactas de la dermatitis atópica no se conocen con certeza, pero se cree que se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales.
La piel es nuestra primera línea de defensa contra las agresiones ambientales. Una piel intacta impide que microorganismos y sustancias irritantes puedan llegar al interior de nuestro cuerpo.
La permeabilidad de la piel está determinada por una compleja interacción entre las proteínas y las células de la piel. Cualquier alteración de estos componentes, ya sea por defectos genéticos, traumas, disminución de la humedad, cambio de pH, la alimentación o una infección, puede interferir en la capacidad de la epidermis de actuar como una barrera eficaz provocando la liberación de mediadores proinflamatorios.
Al mismo tiempo se produce una mayor evaporación del agua dérmica, provocando sequedad. Esta sequedad puede dar lugar a que aparezcan grietas en la piel que incrementan la intensidad de los síntomas de la dermatitis.
Se establecen tres fases en la progresión de la dermatitis atópica:
Fase Infantil
Hasta los dos años de edad. Con lesiones rojizas, descamativas y con picor. Aparecen fundamentalmente en las articulaciones, cara y cuero cabelludo, pudiendo llegar a ocupar una gran parte de la superficie de la piel
Fase prepuberal
Hasta los 12 años. A los síntomas anteriores se une un engrosamiento de la piel en forma de placas rugosas. En esta etapa es común la sequedad de la piel y la aparición de lesiones consecuencia del rascado intenso.
Fases adulta
A partir de los 12 años. Las lesiones suelen limitarse a manos, pies, cuello y zonas flexoras. El picor da pie a que la persona que lo padece se rasque de manera impulsiva dando lugar a lesiones que favorecen la contaminación de las heridas por bacterias como el S. aureus
Tratamientos convencionales para la dermatitis atópica
El tratamiento de la dermatitis atópica pasa por controlar el picor, reducir la inflamación de la piel y, en la medida de lo posible, prevenir los brotes.
La adopción de medidas higiénico-dietéticas suele dar buenos resultados. Son medidas muy interiorizadas por parte de los pacientes.
La hidratación de la piel es muy importante para evitar esa sequedad de la piel que condiciona el picor. Tras la ducha es clave la aplicación de cremas, por ejemplo, con d-pantenol y extractos de grosella negra y cardiospermum, en todo el cuerpo y más de una vez al día si fuera necesario.
El uso tópico de cremas con corticoides, de diferente potencia según la gravedad, también es muy habitual y útil, aunque deben restringirse en fases agudas y durante pocos días para evitar efectos secundarios.
En casos muy severos se pueden utilizar corticoides orales o inmunosupresores.
La fototerapia también ayuda a controlar el eczema en aquellos casos graves y difíciles de controlar.
No hace falta recordar, que todos estos tratamientos deben ser recomendados por un médico especialista.
¿Qué son los probióticos?
La microbiota, según la SEMIPyP, se define como “la comunidad de microorganismos que colonizan un determinado medio ambiente, estableciendo relaciones entre sus componentes que conducen a un equilibrio dinámico entre todos ellos, que hace que permanezca prácticamente constante (homeostasis) en ausencia de factores alterantes externos”.
En el organismo colonizan de manera estable la superficie de la piel y los conductos y cavidades del organismo que se comunican con el exterior, por tanto, estos microorganismos beneficiosos se encuentran en el aparato digestivo, genitourinario y piel, entre otros.
La composición de la microbiota en cada zona del cuerpo, suele permanecer estable, pero es diferente entre las diferentes localizaciones y también es diferente entre los individuos.
En términos generales, la microbiota nos proporciona nutrientes esenciales, aprovecha los componentes de la dieta no digeribles, combate la infección por agentes patógenos y promueve el desarrollo de la inmunidad innata y adquirida. El sistema inmune puede regular la microbiota de la piel, pero, al mismo tiempo, esta microbiota es capaz de modular la composición y respuesta del sistema inmunitario.
El consenso de la SEMIPyP también recoge la definición más reciente de probióticos que se definen como “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del hospedador”
Estos microorganismos, comúnmente conocidos como bacterias buenas, ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal.
¿Cómo ayudan a combatir la dermatitis atópica?
La identificación de un microorganismo a nivel de especie y cepa es fundamental para su comercialización y uso en el alivio de diferentes patologías. La seguridad también es muy importante ya que deben ser sensibles a los antibióticos. Pero lo más importante, sin duda, es su eficacia.
Determinadas cepas probióticas han demostrado su eficacia en el caso de enfrentarnos a la dermatitis atópica. De hecho, pueden mejorar los síntomas de la dermatitis atópica al fortalecer la función de la barrera de la piel y reducir la inflamación. Pueden estabilizar el equilibrio de la microbiota para contribuir a una mejora del sistema inmune y reducir las reacciones inflamatorias inherentes a la dermatitis atópica.
En ese sentido, y a modo de ejemplo, la combinación de las cepas Bifidobacterium lactis CECT 8145, Bifidobacterium longum CECT 7347 y lactobacillus casei CECT 9104 han demostrado que consiguen reducir la extensión e intensidad del eczema, la necesidad de recurrir a corticoides, en caso de brotes, así como aumentar el tiempo que transcurre entre un brote y el siguiente, tras tres meses iniciales de tratamiento.
Por tanto, es una nueva opción o recurso que se une a los tratamientos convencionales y que, sin duda, contribuye al alivio de los síntomas asociados a la dermatitis atópica de una manera segura y eficaz.
¡Salud! Del intestino a la piel
BIBLIOGRAFIA
https://sepeap.org/wp-content/uploads/2021/08/Nuevas-investigaciones-de-los-probioticos-en-Dermatitis-atopica.pdf
