“Se va a tomar un comprimido cada ocho horas, reposo, dieta blanda y nos vemos dentro de 15 días… ¡El siguiente!” Con lo agobiado que se le nota al doctor, cualquiera le pregunta qué alimentos puedo y no puedo incorporar en una dieta de ese tipo y por qué es recomendable seguirla cuando estamos enfermos.
Aunque todos hemos hecho una dieta blanda en algún momento de nuestras vidas, todavía hay personas que tienen dudas de por qué se realiza, si necesariamente tiene que ser de fácil masticación y si es algo más que pollo a la plancha y arroz hervido.
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microbiota alterada?
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¿Qué es la dieta blanda?
La dieta blanda es un plan de alimentación de mayor o menor duración que los médicos prescriben ante diferentes enfermedades del aparato digestivo o la recuperación tras una intervención quirúrgica. Su característica fundamental es que incluye alimentos fáciles de masticar y digerir, ausentes de condimentos, grasas, ácidos y otras sustancias utilizadas en su preparación que puedan causar irritación en el aparato digestivo o estimular la secreción de jugos gástricos.
Dieta blanda no significa que todos los alimentos que se incorporen tengan que ser blandos o de fácil masticación. La composición de la dieta va a variar en función del paciente.
Es decir, una persona operada de las muelas del juicio tendrá que seguir una dieta basada en líquidos y purés, pero una persona que tiene dificultades para tragar puede incluir todo tipo de alimentos, incluso pan tostado, pero muy bien masticados.
Objetivos de la dieta blanda
Lo más importante a tener en cuenta es tener claro cuáles son los objetivos de seguir una dieta blanda. Así, tenemos que:
- La dieta blanda debe incluir alimentos que sean de fácil digestión, es decir, que no requieran de un excesivo esfuerzo por parte del estómago y el intestino o que sean de fácil masticación.
- Los alimentos, la temperatura, la consistencia, el sabor y la textura variarán en función de por qué se recomienda este tipo de dieta. No es lo mismo una persona que tiene dificultades de masticación que la persona con diarrea crónica.
- Es fundamental consultar con un nutricionista o médico especializado para elaborar una dieta blanda de manera correcta según las necesidades
- Una dieta blanda no tiene por qué ser aburrida. Habrá que evitar la monotonía y cuidar la presentación.
¿Más de un tipo de dieta blanda?
La enfermedad, los síntomas o las circunstancias que llevaron a poner una dieta blanda en práctica van a influir en sus características y composición.
En términos generales, en la dieta blanda se debe evitar:
- Vegetales muy fibrosos
- Carnes con mucho tejido conectivo como las carnes rojas o vísceras
- Demasiado condimento
- Raciones excesivas
- Temperaturas extremas
Podemos establecer dos tipos fundamentales de dietas blandas:
Dieta blanda de protección gástrica
El objetivo es reducir el trabajo digestivo por lo que es prioritario incluir alimentos de fácil digestión pero que no tienen por qué requerir de poca masticación.
Se suele recurrir a ella cuando se padece gastritis, ulceraciones gástricas o duodenales, diarrea o SII. También suele ser una dieta de transición, tras una intervención quirúrgica, de una dieta líquida a una dieta normal.
Suele ser más variada, con la limitación en cuanto a alimentos fibrosos, con tejido conectivo, picantes, fritos y con elevado contenido en grasa.
En particular, en función del trastorno digestivo pueden incluirse o no otros alimentos como por ejemplo la leche ya que, en el caso de una gastritis, la caseína que contiene puede aliviar los síntomas, sin embargo, puede no ser recomendable en caso de diarrea por la lactosa.
Dieta blanda mecánica
Diseñada, básicamente, para facilitar la masticación. Respecto a una dieta normal, la diferencia está en que se ha modificado la textura y consistencia para que requiera una masticación mínima.
Es habitual implantarla cuando existen problemas con la masticación como es el caso de enfermedades bucales o personas mayores con escasas piezas dentales. También en casos de estrechamiento del esófago, en personas que tienen dificultad para que los alimentos desciendan hacia el estómago o personas con enfermedades neurológicas que suelen padecer disfagia, es decir, dificultad para tragar.
Son habituales las preparaciones en puré, licuados, carnes molidas, papillas, flanes, …
No se limitan los condimentos ni los vegetales fibrosos a no ser que la persona presente llagas o úlceras bucales.
Como precaución, en la preparación de las papillas habrá que prestar atención para retirar las pieles o semillas de frutas o verduras con el fin de evitar posibles atragantamientos.
¿Durante cuántos días puedo estar con una dieta blanda?
Una dieta blanda tiene, como hemos visto, un objetivo, pero, si se prolonga en el tiempo, la falta de ciertos nutrientes, sobre todo, proteínas, vitaminas y minerales, puede suponer un problema.
Es evidente, que es raro que alguien acuda a un nutricionista en caso de un trastorno digestivo ocasional, pero cuando hay una enfermedad de base o está prevista una intervención quirúrgica que requiera un cambio en la dieta habitual, es recomendable conocer la opinión y el consejo de un especialista en la materia.
En la mayoría de los casos en los que se requiera la necesidad de adoptar una dieta blanda, la motilidad y los hábitos a la hora de acudir al baño pueden verse afectados por lo que recurrir a complementos alimenticios a base, por ejemplo, de cepas probióticas específicas y fibra, contribuirán a recuperar la rutina perdida.
Por lo general, una dieta blanda mecánica por la extracción de piezas dentarias no suele ir más allá de 1 o 2 días y si es por una diarrea, gastritis o tras una cirugía es fácil que no se prolongue más de una semana.
La comida entra por los ojos
Una dieta blanda realizada durante un periodo corto de tiempo no supone ningún hándicap, pero en el caso de seguir una dieta de este tipo durante mucho tiempo, la monotonía se puede imponer y dar lugar a inconvenientes a medio y largo plazo.
Una dieta muy restrictiva es poco estimulante del apetito y provoca que la persona consuma, cada vez, menos alimentos. Es interesante, por tanto, tener en cuenta:
- Los gustos del paciente para que sientan que el cambio no es tan brusco.
- Las porciones de las raciones, en base a las circunstancias de cada uno.
- El número de comidas que se realiza a lo largo del día. Habrá personas que soporten cuatro o cinco comidas diarias y otras, no.
- Si la elaboración necesaria es la de purés o cremas es importante recurrir presentaciones atractivas, recurriendo a moldes, mezclas de colores o mangas pasteleras que nos permita atraer el apetito con la vista.
- No pensemos siempre en alimentos hervidos, la cocción al horno o la plancha pueden resultar atractivas.
- La temperatura de lo que se come. En principio, deben ingerirse los alimentos templados porque un alimento caliente estimula la secreción ácida estomacal y los alimentos fríos tienen un efecto laxante a nivel intestinal, situaciones que pueden complicar la asimilación de lo que comemos.
No tienes que comer menos, solo comer lo necesario.
BIBLIOGRAFIA
https://www.seen.es/ModulGEX/workspace/publico/modulos/web/docs/apartados/1063/140420_124259_3080588122.pdf
