La mucosidad nasal cumple la importante función de proteger la mucosa respiratoria de agentes patógenos que puedan causar infecciones. Sin embargo, cuando existe mucha secreción, es decir, congestión nasal, se produce una importante molestia que acompaña con frecuencia a enfermedades virales como la gripe o el resfriado. Esta congestión nasal puede provocar la aparición de otros problemas de las vías respiratorias como ronquidos, sinusitis o tos.
En la mayoría de los casos, la obstrucción nasal se debe a la inflamación de la mucosa, causada por algún proceso viral. Una de las complicaciones más habituales será la sinusitis, causante de dolor nasal o facial, y también puede producir cefaleas. Cuando los virus invaden las mucosas, los vasos sanguíneos se dilatan, causando tumefacción, que empeorará con la presencia de mucosidad.
Causas de la congestión nasal
- Rinitis o infecciones (como es el caso de resfriados o procesos gripales)
- Inflamación de los senos nasales (sinusitis)
- Alergias (como al polen)
- El aire seco, el humo, el polvo y determinadas sustancias tóxicas.
- Desviación del tabique nasal
Consejos para respirar mejor
- Al dormir, intentar mantener una postura que permita tener la cabeza algo elevada, con la ayuda de cojines, por ejemplo.
- Beber mucho líquido, para mantenerse hidratado.
- No fumar ni permanecer en ambientes con mucho humo.
- Evitar el contacto con sustancias que puedan producir irritación nasal, como el pelo de las mascotas, polvo, productos con olores fuertes…
- Lavarse las manos con frecuencia.