Overthinking es un término inglés que significa “sobre pensar” o “pensar demasiado en algo”.
Es decir, este término se refiere a la acción de pensar mucho acerca de algo. Pero se hace de tal manera que no resulta provechoso.
¿Cómo, overthinking? Explícamelo con otras palabras
Son las 8 de la mañana, tengo un día intenso, tengo que presentar un montón de proyectos. Me tengo que planificar, pero ¿por dónde empiezo? Bueno por lo fácil, pero lo fácil es lo último del día. Bueno voy a empezar por preparar la reunión, ¿a quién convoco? No lo sé. Ya han pasado 2 horas y no he hecho nada, se me está echando el tiempo encima. A ver, empezamos, ¿cuantos proyectos tengo hoy? ¿qué es lo más importante? Otra vez dándole vueltas a lo mismo y ya ha pasado otra hora. Me estoy agobiando porque no he empezado ni con la primera actividad del día. ¡Qué estrés!
El overthinking se trata, por tanto, de un pensamiento paralizante que te lleva más tiempo a pensar lo que tienes que hacer que en hacer realmente las actividades del día a día.
En otras palabras, el overthinking te lleva a analizar y repetir los mismos pensamientos una y otra vez en lugar de realizar cualquier acción y eso acaba generando un círculo vicioso que provoca ansiedad, nerviosismo y preocupación.
Finalmente terminas perdiendo el tiempo y la energía en pensar, en lugar de actuar. De ahí, que el bajo rendimiento laboral y el aumento del estrés cotidiano sean solamente algunos de los efectos de este hábito.
Por tanto, es importante conocer cuáles son los síntomas y aprender a manejarlo con los 6 tips que veremos más adelante para no darle más vueltas.
No pierdas el control de tus pensamientos
El pensamiento excesivo se alimenta de las emociones mal gestionadas. Es como si constantemente estuviéramos poniendo en duda cada cosa que decimos o hacemos, recordando los posibles errores que cometimos en un pasado y, como consecuencia, nutriendo nuestros actos de miedos, suposiciones o incertezas.
Se pierde el control de nuestros pensamientos, ejerciendo tal presión que únicamente nos centramos en los problemas y no en las soluciones, generando una angustia emocional difícil de controlar.
El estrés es uno de los motivos que pueden llevarnos a este laberinto y es que, muchas veces, nos sentimos superados por las demandas de lo que nos rodea. Esto nos lleva a no disfrutar de las cosas, agotamiento físico o mental o la dificultad para conciliar el sueño.
No podemos controlarlo todo
Este tipo de pensamientos nos puede arrastrar al pasado o al futuro. Por ejemplo, hay muchas personas que al final de la jornada hacen un “examen de conciencia” mal enfocado ya que se arrepienten de todo lo dicho y hecho. Esto le lleva a reconsiderar constantemente decisiones, consecuencia de una baja autoestima.
Por otro lado, hay personas que se obsesionan con el futuro, planteando esos acontecimientos que no han llegado todavía con un sinfín de incertidumbres y negatividades lo que genera trastornos de ansiedad.
Aunque pensar las cosas mucho o poco no es malo, de lo que sí que hay que preocuparse es del sentido de esos pensamientos. Es decir, si esos pensamientos nos sirven para evitar otros más desagradables, si esos pensamientos nos sirven para tomar decisiones o si, por el contrario, esos pensamientos se alargan tanto en el tiempo que, al final nos llevan a tomar decisiones en el último momento y de una manera impulsiva.
En consecuencia, el overthinking se debe a dos aspectos básicos como el miedo al fracaso o la necesidad de controlar todo.
Maneja el overthinking con estos tips
En definitiva, utilizar nuestra mente no es malo, evidentemente. Pero, todo en exceso, puede resultar dañino. De ahí, que debamos controlar ese exceso de pensamientos, por ejemplo, con estos tips:
ENFRENTATE A TUS PENSAMIENTOS NEGATIVOS
Evita suponer cosas o hacer conjeturas sobre el desenlace de un problema o la reacción de una persona. El secreto consiste en aprender a reconocer estos pensamientos para sustituirlos por otros más agradables y positivos y de esta manera no caer en la angustia.
CENTRATE EN BUSCAR SOLUCIONES AL PROBLEMA
Activa la creatividad y aprovéchate de los recursos de la mente para buscar soluciones concretas. Utiliza pensamientos constructivos y evalúa posibles desenlaces de manera objetiva y sosegada.
DEDICA UNOS MINUTOS A LA REFLEXIÓN
Dedicar a los problemas más tiempo del necesario no es productivo. Por ello es interesante dedicar diariamente unos minutos a la reflexión para encontrar soluciones, pensar diferentes alternativas para asumir un problema y considerar las posibles dificultades de este.
CÉNTRATE EN EL PRESENTE
El pasado y el futuro no existen, por tanto, céntrate en el aquí y ahora. Es imposible rehacer el ayer o preocuparse por el mañana cuando se vive el presente. Puede que requiera práctica, pero no es imposible.
NO TE PREOCUPES…OCÚPATE
Si hay algo que te inquieta, procura desviar tu atención haciendo otra actividad que te ayude a distraerte. Cambia de ambiente o centrándote en otras cosas. Cuanto más te esfuerces en evitar que un pensamiento esté en tu mente, es muy probable que siga apareciendo.
ATENTO A TUS PENSAMIENTOS
Para, respira y toma conciencia de tus pensamientos cuando se repiten una y otra vez o cuando te preocupas reiteradamente por algo que se escapa a tu control. Es el momento de analizar tu forma de pensar, tomar conciencia y reconocer que esos pensamientos no son nada productivos.
“Si tiene remedio por qué te preocupas, si no lo tiene por qué te preocupas”
BIBLIOGRAFÍA
Buzan, T. & Buzan, B. (1993), El libro de los mapas mentales, Barcelona España: Ed. Urano
Segura, M. y Arcas, M. (2003) Educar las emociones y los sentimientos. Madrid: Ed. Narcea