El vértigo puede definirse como una alteración de la percepción del equilibrio de diversa etiología, un síntoma que los pacientes también describen como mareo. Más allá de esta descripción muy general, es difícil encontrar una definición sistemática y uniforme del vértigo, debido al gran número de tipos diferentes de vértigo que existen y sus muy diversas causas.
El paciente con vértigo supone en muchas ocasiones un enfermo de especial dificultad. Para el paciente, los síntomas son difíciles de explicar y, para el médico, difíciles de interpretar. La sensación de vértigo o de inestabilidad es subjetiva, y no siempre encontramos alteraciones objetivas o una relación causal con un hecho desencadenante. Además, con frecuencia utilizamos distintos nombres para denominar el mismo cuadro y, en ocasiones, cuadros que son diferentes. Otra complicación es que en muchas ocasiones se acompaña de náuseas, vómitos, sudoración, dolor de espalda, acúfenos, movimientos anormales de los ojos y otros síntomas que pueden complicar el diagnóstico diferencial, o simular, o incluso enmascarar una emergencia.
El vértigo es uno de los síntomas que se presentan con más frecuencia en la práctica clínica.
- Las consultas médicas relacionadas con mareos representan el 2 % del total de las visitas a las consultas de medicina general.
- El vértigo es uno de los diez motivos más frecuentes para realizar una exploración neurológica. Su prevalencia a lo largo de la vida es de alrededor del 30 %. Es decir, 3 de cada 10 personas sufren vértigo en algún momento de la vida.
- La prevalencia de los mareos va desde el 1,8 % en adultos jóvenes hasta más del 30 % en los pacientes de más de 60 años y se eleva hasta el 50 % después de los 85 años. Debido al envejecimiento de la población mundial, el número de pacientes está aumentando.
- El vértigo afecta con más frecuencia a las mujeres que a los varones.
CONSEJOS AL PACIENTE CON MAREO O VÉRTIGO (*)
- Evitar fumar durante la fase aguda del vértigo
- Restringir al mínimo el consumo de bebidas alcohólicas
- Disminuir el consumo de sal
- Evitar tomar más de 3 días los fármacos que se le indiquen para tratar la fase aguda de vértigo, a no ser que su médico le diga lo contrario.
- Algunos de los fármacos que esté tomando pueden ocasionar mareo y vértigo.
- Permanecer en una situación “activa”, realizando las tareas que normalmente venía haciendo, dentro de los límites que su estado le permita.
- La falta de movilidad de la cabeza de forma prolongada puede aumentar la duración de los síntomas de vértigo y mareo.
- Inicie lo antes posible los ejercicios de rehabilitación que le indique su médico.
- Si padece “cinetosis” puede tomar algún tratamiento sintomático 1 hora antes de someterse a ese estímulo que le provoca mareo (barco, avión…)
- Ante la sospecha de desequilibrio por alteraciones visuales, corrija previamente éstas antes de tomar tratamiento farmacológico.
- Los mareos provocados por alteraciones psicopatológicas suelen mejorar con el tratamiento de la depresión y la ansiedad.
*Dr. Juan José Gomáriz García. Miembro del Grupo de Trabajo de Neurología de SEMERGEN. Centro de Salud Lorca Sur.