No por escuchar frecuentemente y de una manera reiterada la frase “somos lo que comemos” pierde fuerza o importancia.
Somos lo que comemos es una máxima indiscutible. Se va a reflejar en nuestro cuerpo, afectándonos o beneficiándonos en muchos aspectos, y la piel es donde puede que primero se manifieste.
Es cierto que generalmente se da más importancia al uso de cremas para mitigar los defectos de la piel o simplemente para “ralentizar” los efectos del paso de los años, pero de nada va a servir el último avance dermatológico, si la alimentación no es la adecuada.
Pero… ¿sabemos cómo influye la alimentación en la salud de la piel?
Estructura de la piel
La piel tiene una superficie media de casi 2 m² y se divide básicamente en 3 capas superpuestas: epidermis, dermis y la hipodermis.
- La epidermis es la capa más superficial de la piel. Se renueva constantemente y es donde se acumula la queratina.
- La dermis nutre y sostiene la epidermis. Es un tejido conectivo, 4 veces más grueso que la epidermis. Consta de una red entrelazada de fibras de colágeno y elastina que permiten que la piel regrese a su lugar después de estirarse. Contiene muchos vasos sanguíneos y linfáticos, terminaciones nerviosas y glándulas sudoríparas.
- La hipodermis, capa adiposa subcutánea y altamente vascularizada. Actúa como una interconexión entre la piel y los órganos que cubre y ayuda a disminuir las presiones sobre la piel.
Composición de la piel
Para que se pueda mantener la estructura de la piel y que cumpla con su función, la piel presenta la siguiente composición, desde el punto de vista químico:
PROTEÍNAS
- La queratina es una proteína con baja capacidad de retención de agua. En la epidermis se encuentra formando parte de un complejo bioquímico con los lípidos y el agua. La queratinización es la serie de cambios que experimentan las células hasta transformarse en una masa más densa, ubicada en el exterior (capa córnea) que confiere cierta dureza a la epidermis.
- El colágeno es la proteína más abundante de la piel. Se encuentra en la dermis en forma de fibrillas, constituyendo el 70% de la misma. A diferencia de la queratina que se encuentra en la epidermis, el colágeno tiene grandes propiedades hidrofílicas (retención de agua). Esta proteína confiere a la piel resistencia, forma y estabilidad. Con la edad, el colágeno pasa de soluble a insoluble, perdiendo su estructura original y disminuyendo su capacidad de retención de agua y dando como resultado final un envejecimiento de la piel.
- La elastina es otra de las proteínas que se encuentran en la dermis. Se diferencia del colágeno en su composición química y comportamiento ya que su función es más estructural y ayuda a la elasticidad de la dermis. Con la edad se puede calcificar y volverse más rígida.
LÍPIDOS
Los lípidos, en la piel, se encuentran formando el 8% de la capa córnea y un 2% de composición química total cutánea.
Tienen importantes funciones dentro de la textura de la piel, actuando como lubricantes y protectores, y ayudando a mantener el grado correcto de hidratación de esta.
Se debe a que la secreción grasa de las glándulas sebáceas y la secreción acuosa de las glándulas sudoríparas forman una emulsión cutánea sobre la superficie de la piel que actúa como aislante que permite la acumulación de humedad.
SALES MINERALES
Se encuentran en pequeñas proporciones en el agua presente en la piel. Muchos minerales sirven para controlar la presión osmótica de fluidos celulares y el pH, o, por otro lado, forman parte de algunas macromoléculas como es el caso del azufre que es uno de los componentes de la queratina.
Entre otros elementos minerales se encuentran el sodio, potasio, cloro (en forma de cloruros en el sudor) y el magnesio, calcio y el fósforo en forma de sales para ayudar a un buen estado de hidratación.
La piel necesita nutrientes
Una dieta variada y equilibrada es fundamental para el buen estado de la piel. Suministra todos aquellos macronutrientes y micronutrientes que nuestro organismo en general y la piel en particular pueden necesitar para un correcto desarrollo funcional.
SUSTANCIAS ANTIOXIDANTES
Varias vitaminas, minerales y otros tipos de nutrientes, tienen la capacidad de proteger la membrana celular evitando la oxidación y ayuda a la formación de colágeno.
A destacar:
- Vitamina A presente en vegetales de hoja verde, patata, hígado, pescados azules, etc. Mejora la textura y estructura de la piel debido a que estimula la producción de colágeno.
- ß-caroteno precursor de la vitamina A, es un pigmento vegetal que se encuentra en grandes cantidades en los tomates, zanahorias y productos lácteos.
- Vitamina C que se encuentra en las naranjas, kiwi, frutos rojos, brócoli, etc. Tiene la capacidad de potenciar el sistema inmunológico y da luminosidad a la piel. Su consumo periódico asegura un cutis con menor porcentaje de arrugas, mayor suavidad e hidratación.
- Vitamina E presente en el aceite de oliva, avellanas, acelgas, almendras, etc. Combate el daño generado por los radicales libres y estimula el proceso de cicatrización y regeneración del tejido.
- El Selenio que se encuentra en el germen de trigo, el marisco, el atún, tomates, huevos, etc. Protege al organismo contra el cáncer de piel y retrasa el envejecimiento prematuro ayudando a conserva la elasticidad de la piel.
- El Zinc también tiene poder antioxidante y se encuentra en las ostras, carnes rojas magras, hígado y cacahuetes.
- El Hierro se obtiene del consumo de berberechos, verduras de hoja verde, legumbres, entre otros. Es otro elemento con alto poder antioxidante.
- El Cobre es muy beneficios para la salud, y a nivel de la piel tiene la capacidad de estimular la producción de colágeno y la regeneración celular, potenciando el efecto de los antioxidantes. Se encuentra en las judías, chocolate, cerezas, nueces, pollo, etc.
- Los Ácidos Grasos Omega 3 aportan nutrientes necesarios para una piel luminosa. Su consumo permite retrasar la aparición de los primeros signos de la edad al mismo tiempo que regula la producción sebácea. Se localiza en el atún, salmón, nueces, aceite de oliva, etc.
- Los Polifenoles presentes en los frutos rojos, uva y cacahuetes, tiene la capacidad de renovar las células, retrasa el envejecimiento de la piel y estabiliza la producción hormonal a la vez que tiene propiedades antiinflamatorias e inhibe el efecto del colesterol malo.
AGUA
Además del aporte de nutrientes, la hidratación es fundamental, y no se consigue solamente con el aporte de cremas hidratantes.
Es indispensable beber agua para mantener la piel sana y elástica, fomentar la regulación celular, producción de colágeno y elastina, así como para eliminar toxinas del cuerpo.
Además, si es agua mineral (baja en sodio) aporta nutrientes óptimos para la piel como el cobre, el selenio y el azufre.
Por el contrario, la ingesta excesiva y prolongada de grasas saturadas, harinas y azúcares refinados, alimentos procesados, carnes rojas, alcohol y café pueden causar una severa deshidratación de la piel, irritación, dermatitis, manchas, acné, etc.
Teniendo todo esto en cuenta, una dieta variada y equilibrada tipo mediterránea va a permitir el aporte suficiente de nutrientes para una piel sana. Y una microbiota en buen estado va a permitir una correcta absorción de los nutrientes y a reforzar el sistema inmune tan importante para una sólida protección como función de defensa del organismo.
Piel sana in stomachus sano.
BIBLIOGRAFÍA
https://aedv.es/wp-content/uploads/2016/09/NPAlimentacion.pdf<
