Neumonía, cólera, tifus, tuberculosis, lepra, difteria…Leer estas palabras transmite, al menos, inquietud. ¡Y no es para menos por la gravedad que suponen!
¿Quién es responsable? Las bacterias.
Resulta complicado pensar que existen bacterias buenas porque la lista de enfermedades causadas por estos bichitos es extensa pero sí, hay bacterias muy beneficiosas para el funcionamiento del organismo y es precisamente de lo que vamos a hablar.
Las bacterias, ¿amigas o enemigas?
Cuando escuchamos la palabra “microbio” se asocia a lo negativo, a la enfermedad. Puede parecer que se trata de un concepto que está arraigado en la cultura popular, sin embargo, hasta no hace mucho tiempo era una opinión extendida entre los científicos.
El conocimiento de la convivencia de bacterias con el ser humano es de hace relativamente poco tiempo.
El motivo es porque se ha centrado la atención en los microorganismos patógenos, es decir, aquellos capaces de generar enfermedades. Sin embargo, el número de bacterias buenas es numeroso.
La mayoría de las bacterias no son patógenas. De todas las bacterias existentes en el ecosistema, menos de un 1% son consideradas peligrosas para otros seres vivos y menos de cien especies lo son para el ser humano.
Por tanto, el número de bacterias patógenas está dentro de un número muy limitado ya que la mayoría de las bacterias son beneficiosas y están relacionadas con la salud o con sus aplicaciones de uso industrial.
De todo este numeroso grupo de bacterias, un buen grupo forma parte de la microbiota intestinal que se encarga de funciones tales como protegernos de la acción de bacterias patógenas, promover la correcta digestión de alimentos o reactivar el sistema inmunitario, entre otras cosas.
TEST
Realmente, ¿de cuántas bacterias estamos hablando?
¡Quién nos lo iba a decir! ¡Precisamente a nosotros! ¡Que somos tan presuntuosos! Las bacterias son los seres vivos dominantes del planeta.
En el mar, en el suelo, en el aire, en la arena del desierto y en nuestro interior…Se encuentran por todas partes y son capaces de sobrevivir en cualquier medio y, como vemos, se han adaptado a colonizar cualquier ambiente terrestre.
Podría haber hasta 6 billones de trillones de bacterias.
Se cree que surgieron hace unos 3500 millones de años y han tenido un poco más de tiempo que nosotros para evolucionar… ”solo un poco más”.
Con tanto tiempo, las bacterias se han ido especializando y diferenciando, dando lugar a distintas especies.
Se cree que pueden existir más de un millón de especies diferentes, de las cuales solamente conocemos unas 20000.
¿Cómo se clasifican las bacterias?
A grandes rasgos, se trata de microorganismos procariotas, es decir, células sin un núcleo definido, con morfologías diversas, con una pared celular que las diferencia, con metabolismos variados…
Todo esto nos permite clasificar las bacterias de diferentes maneras:
Según la forma
- Coco
- Bacilos
- Vibrios
- Espirilos
- Espiroquetas
Según la pared celular o tinción
- Grampositivas
- Gramnegativas
Según su metabolismo o nutrición
- Fotosintético
- Fotoautótrofos
- Fotoheterótrofos
- Quimioautótrofos
- Quimioheterótrofos
- Fermentativo
- Fermentación acética
- Fermentación alcohólica
- Fermentación butírica
- Fermentación láctica
- Respiratorio
- Aerobios obligados
- Microaerófilo
- Anaerobios facultativos
- Anaerobios obligados
Según la temperatura en la que viven
- Psicrófilas obligados
- Psicrófrilas facultativas
- Mesófilas
- Termófilas
- Hipertermófilas
¿Dónde se localizan las bacterias en nuestro organismo?
Grosso modo, los seres humanos tenemos en nuestro organismo el mismo número de bacterias que de células propias.
Se encuentran distribuidas por prácticamente todo el cuerpo y representan aproximadamente menos de 1 kilogramo del peso corporal.
A este conjunto de bacterias se denomina microbiota y colonizan, sobre todo, la piel y aquellas zonas que se comunican con el exterior como la vagina y el aparato digestivo.
Concretamente la mayor concentración de bacterias se localiza en el intestino, llegando a acumularse 100.000 millones de estos seres vivos.
¿Realmente son beneficiosas?
El beneficio de las bacterias para nuestro organismo va a depender del tipo que nos colonizan ya que, como hemos visto, la clasificación de estas es variada, pero hay una clasificación que nos puede interesar mucho más:
- Saprofitas: son bacterias que no necesitan de otros organismos para sobrevivir, por lo que pueden vivir en ambientes muy diferentes como el suelo, el agua y el aire.
- Parásitas: que viven en otro organismo y le hacen daño, viviendo, por ejemplo, en el intestino y causando enfermedades
- Simbióticas: que viven en una relación mutuamente beneficiosa con otro organismo.
El beneficio aparece cuando las bacterias que nos colonizan son las bacterias simbióticas cuya relación mutualista permite que nos aprovechemos como hospedador de ventajas.
Estas ventajas van desde su contribución en la digestión de los componentes de la dieta, el aporte de vitaminas y otros nutrientes esenciales como el butirato y la protección contra la invasión de las bacterias parásitas o patógenas desarrollando el sistema inmunitario, lo que contribuirá al desplazamiento de las “bacterias malas” en beneficio de las “bacterias buenas”.
¿Cuáles son las bacterias buenas del intestino?
La microbiota se va formando después del nacimiento con predominio de géneros aerobios hasta los dos años aproximadamente, época en la que ya es prácticamente definitiva. En la microbiota del adulto predominan los géneros anaerobios.
El Proyecto Microbioma Humano ha permitido secuenciar los microorganismos que habitan nuestro intestino. Gracias a este trabajo cabe destacar los siguientes grupos bacterianos:
- Firmicutes (aproximadamente el 65% del total) siendo las del género Lactobacillus, Micoplasma, Bacillus y Clostridia las más representativas
- Bacteroidetes con un 23%, dentro de las cuales el género Bacteroides es el más común
- Actinobacteria que representa el 5% del total, siendo el género Bifidobacterium el más relevante.
En total, se han registrado un total de 127 géneros bacterianos que son universales en todos los tractos digestivos normales como Bacteroides, Faecalibacterium, Streptococcus, Bifidobacterium y Lactobacillus.
No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque existe una parte de la microbiota común a todos los seres humanos, cada uno de nosotros tenemos la propia, que es diferente al resto.
Equilibrio de la microbiota
El beneficio se consigue, por tanto, cuando existe un equilibrio en la microbiota. Sin embargo, la edad, la dieta, la toma de ciertos medicamentos de manera prolongada, el estrés …pueden dar lugar a una disbiosis (un desequilibrio de esa microbiota) que condiciona el desarrollo de especies patógenas.
Bien se pueden adquirir o se encuentran de manera latente en nuestro intestino; cuando se producen las condiciones idóneas comienza su reproducción y el desplazamiento de las bacterias beneficiosas.
Lo bueno es que estos cambios son reversibles y, por tanto, podemos influir en la composición de la microbiota de manera positiva con la modificación de ciertos hábitos o la incorporación de simbióticos.
Es decir, cepas probióticas específicas como L. rhamnosus GG, B. longum ES1 o B. lactis B-420 que, junto con su alimento (prebióticos), ayudarán a la repoblación o reequilibrio de esa microbiota alterada.
No te fíes de las apariencias, la mayoría de las bacterias son buenas
BIBLIOGRAFIA
https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2015-06/microbiota-probioticos-prebioticos-y-simbioticos/
Excelente!