La arteriosclerosis consiste en el acúmulo de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de nuestras arterias. Esta enfermedad puede causar problemas graves, como ataques cardíacos, accidentes vasculares (ictus) e, incluso, la muerte.
Conocer las circunstancias que pueden convertirse en factores de riesgo y provocar la afección, se convierte en clave para poder poner remedio o reducir la progresión de la enfermedad.
Qué debemos conocer de la arteriosclerosis
La aterosclerosis puede afectar a cualquiera de las arterias del cuerpo, incluidas las del corazón, el cerebro, los brazos, las piernas, la pelvis y los riñones. Como consecuencia, pueden presentarse diferentes enfermedades según las arterias afectadas.
Los hombres son más proclives a padecer arteriosclerosis. Por su parte, cuando las mujeres alcanzan el estado de la menopausia, el riesgo se iguala entre hombres y mujeres.
En la gran mayoría de las ocasiones, las personas que tienen aterosclerosis no presentan signos ni síntomas. Es muy probable que no se les diagnostique la arteriosclerosis hasta después de haber tenido un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. Por tanto, el principal tratamiento para la aterosclerosis son los cambios en el estilo de vida.
Causas que provocan la arteriosclerosis
Aunque no se conocen las causas exactas de esta enfermedad, hay algunas circunstancias que pueden convertirse en factores de riesgo y provocar la aparición de esta afección. Entre las principales destacamos tener niveles de colesterol y triglicéridos altos, hipertensión arterial, obesidad o realizar comidas con alto porcentaje de grasas saturadas.
Hay otros factores como la falta de actividad física o fumar. Otros que no son modificables como la edad o los antecedentes familiares. Pero en esta ocasión nos vamos a centrar en el colesterol, uno de los principales factores que provoca esta afección.
¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una sustancia grasa que proviene de dos fuentes: el propio organismo, en concreto el hígado, y los alimentos. El cuerpo necesita cierto nivel de colesterol para funcionar normalmente y es el hígado el órgano que produce todo lo necesario.
Sin embargo, hay personas que presentan unos niveles altos de colesterol por causas genéticas, es decir, sus organismos lo fabrican en exceso.
Más de 15 millones de españoles tienen una elevación del “colesterol malo”. Pero lo grave es que no están haciendo nada para rebajarlo. Puede que al principio del diagnóstico el paciente sigue bien las recomendaciones dietéticas y consigue una adherencia adecuada al tratamiento. Pero pasado un tiempo comienza la relajación de las costumbres y el abandono del tratamiento farmacológico.
Reduce el colesterol y evita la arteriosclerosis
Cómo y qué comemos influye directamente en nuestra salud y puede ser determinante para evitar un evento cardiovascular:
- Es muy importante que vigiles tu peso periódicamente y, por supuesto, debes mantenerlo en niveles saludables. Para ello, no debes tomar alimentos muy calóricos y evita consumir alimentos con azúcares añadidos.
- Para lo anterior, es necesario que lleves una alimentación más variada. Es mejor que cocines en casa y utilices la menor cantidad de sal posible (no más de 5 gramos al día).
- Las frutas y verduras, un básico en tu cocina. Debes consumir, al menos, 5 raciones de fruta y verdura al día. Y lo mismo con las legumbres, que debes comer, al menos, 2 o 3 veces por semana.
- También es muy saludable consumir frutos secos, ni salados ni fritos, al menos dos veces por semana. Pero no sustituyas estos alimentos por la fruta en el momento del postre.
- El pan que tomes a diario, incluidos los cereales, deben ser integrales. El pan blanco y otros alimentos preparados con harinas refinadas, como la pizza precocinada, la bollería y la pastelería industrial, deben excluirse de nuestra dieta por ser ultraprocesados.
- Cocina y aliña los alimentos con aceite de oliva virgen. Esta grasa debe ser la más importante de nuestra dieta. La mantequilla y la margarina pueden consumirse de forma ocasional, no más de una vez por semana.
- Sí, no hay ningún problema. Se puede consumir a diario huevos, queso fresco, leche o yogur, estos dos últimos sin azúcar añadido. Pero tampoco es una buena idea tomar productos lácteos en sustitución de la fruta.
- Por supuesto, el pescado es una fuente importante de proteínas y de grasa omega 3, por lo que debes incluirlo en tu dieta.
- Procura reducir en todo lo posible la carne roja. Es más conveniente tomar carne de pollo, que podrás consumirla entre 2 y 3 veces por semana. Los embutidos suelen ser ultraprocesados e igualmente se deben evitar.
- En cuanto al resto de ultraprocesados, sean productos cárnicos o no, los fritos de bolsa y la gran mayoría de los alimentos precocinados no son recomendables.
Otras recomendaciones
- Aumenta tu actividad física. Puedes caminar 30 minutos al día o realizar ejercicio moderado al menos 3 veces por semana. Algunos estudios muestran que la realización de ejercicio puede revertir la hipercolesterolemia.
- Evitar el consumo de alcohol y tabaco, factores de riesgo muy importantes. El tabaco se sitúa como el factor principal de riesgo cardiovascular, ya que la incidencia de enfermedad coronaria de la población fumadora es tres veces superior que en la población que no fuma.
- Probióticos para regular el colesterol. La necesidad por mejorar los tratamientos para la reducción de la hipercolesterolemia y prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares ha propiciado utilizar los probióticos como complemento contra la hipercolesterolemia. En concreto, ciertos estudios realizados con algunas cepas probióticasB (B. Lactis B420 y B. Longum BB536). mostraban que la suplementación con probióticos produce efectos beneficiosos sobre algunos parámetros metabólicos, reduciendo los niveles de colesterol y triglicéridos, así como, una reducción de la masa grasa corporal, la circunferencia de la cintura, la ingesta energética y el peso corporal en comparación con el placebo.
Referencias
https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-cardiovasculares/arteriosclerosis/aterosclerosis
https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-integral-63-articulo-la-placa-aterogenica-fisiopatologia-consecuencias-13041112
