Poco queda para que tengamos que adelantar una hora todos nuestros relojes. Así que nos toca madrugar un poquito más y, de este modo, comienza el horario de verano. Este cambio de horario afecta más a los niños y a las personas mayores, porque ellos tienen una capacidad menor de adaptación que los demás y, según el grupo especializado en sueño de la Asociación Española de Pediatría (AEP), pueden tardar varios días e, incluso, una semana en adaptarse.
Aunque sólo se trate de una hora, esta medida puede afectar al biorritmo de los más pequeños, y es normal que presenten problemas en el sueño los primeros días, que acostumbran a ir acompañados de un mayor nivel de ansiedad, mal humor, irritabilidad y que estén más apáticos y ansiosos.