Esta es una de las preguntas más recurrente que los padres hacen en las consultas del pediatra: ¿se pueden subir las defensas de los niños? Un niño sano puede tener al año una media de 6 a 8 infecciones respiratorias de vías altas, 6 episodios de otitis media aguda y 2 gastroenteritis.
Esto no quiere decir que tenga algún problema en sus defensas, pero los padres quieren conocer de qué manera pueden mejorarlas y que los niños estén más preparados cuando presenten cualquier tipo de infección.
Sistema inmunitario o defensas
Aunque los médicos hablan de sistema inmunitario y las mamás y los papás de defensas, lo que es cierto es que nuestro sistema inmunológico o, comúnmente, defensas, trabaja continuamente protegiéndonos de los miles de microorganismos que nos rodean y que nos pueden hacer enfermar.
La defensa del organismo frente a las infecciones corre a cargo del sistema inmune, conjunto de mecanismos complejos, conectados entre sí, que incluyen la integridad de las barreras cutáneo-mucosas, la inmunidad innata y la inmunidad adquirida o específica. Un fallo en cualquiera de estos mecanismos puede traducirse en un aumento de las infecciones.
Señales de alarma de defensas bajas
Cuando nuestros hijos tienen el sistema inmunitario alterado, es muy probable que padezcan de infecciones frecuentes, sobre todo respiratorias, cansancio, falta de sueño, palidez, apatía e, incluso, cicatrización lenta de las heridas pueden ser algunos de los síntomas.
La caída del cabello también puede ser una señal de alarma, porque, aunque es cierto que puede producirse por muchos motivos, habría que acudir al médico si vemos que se está prolongando en el tiempo porque puede ser una señal que nos puede avisar de que nuestro hijo tiene el sistema inmune debilitado.
Posibles causas de las defensas bajas en niños
El sistema inmunitario de los niños se puede ver afectado por diversos factores:
Genética
Hay niños que pueden estar más predispuestos que otros a una determinada infección.
Un ejemplo son las mutaciones en genes que afectan al sistema inmunitario, como son las inmunodeficiencias primarias. El caso más grave serían los denominados “niños burbuja”.
Edad
Los bebés son más susceptibles a infecciones, sobre todo hasta los dos o tres años, por tener un sistema inmunitario aún no completamente maduro. La época de la adolescencia y juventud es la época de plenitud del sistema inmunitario.
Fármacos
Los antibióticos o analgésicos perjudican a nuestras defensas. Otros fármacos como los inmunosupresores pueden disminuir la actividad del sistema inmunitario en personas trasplantadas o con enfermedades autoinmunes.
Clima
Los cambios de estación pueden afectar a nuestras defensas. De hecho, se suele relacionar el invierno con una mayor incidencia de las patologías de las vías respiratorias.
Consejos y recomendaciones para subir las defensas en niños
La idea de aumentar las defensas para evitar las infecciones resulta atractiva. Existen una serie de estrategias encaminadas a mejorar nuestro sistema inmunitario que están muy relacionadas con nuestro estilo de vida, como la alimentación, la gestión del estrés, la regulación del sueño o la práctica de ejercicio físico. Por tanto, para nuestros hijos resulta muy interesante:
Lactancia materna
Las defensas de la madre pasan al niño a través de la leche materna. También favorece el desarrollo de una microbiota intestinal saludable en el organismo del niño.
Vacunación
La vacunación sigue siendo la prevención más eficaz de enfermedades. Ha permitido reducir el número de casos de enfermedades graves tales como la polio, el sarampión, la hepatitis, el tétanos o la difteria. Están siempre respaldadas por estudios científicos meticulosos.
La prevención de las infecciones a través de las vacunas ayuda al sistema inmunitario mediante la exposición a estos antígenos, estimulando la respuesta adaptativa y generando una “memoria” a largo plazo. Esta memoria inmunológica permite, tras este primer encuentro, responder de forma más rápida, más eficiente y concreta si existen otros encuentros posteriores con dicho antígeno.
Lavado de manos
Hay que hacerlo de manera frecuente. Es muy simple de realizar y muy eficaz.
Dieta equilibrada
Una dieta variada permite obtener los nutrientes, vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita para un buen funcionamiento, incluido nuestro sistema inmunitario. Con una alimentación variada, rica en legumbres, verdura, cereales, frutas frescas, carne, huevos, pescado, lácteos (incluido yogures con lactobacillus) tenemos los nutrientes adecuados para un correcto sistema inmunitario.
Algunos micronutrientes como la vitamina A, ácido fólico, vitamina B6, vitamina B12, vitamina C, vitamina E, vitamina D, hierro, zinc, magnesio, cobre y selenio, ejercen efectos inmunomoduladores e influyen en que seamos más susceptibles o no a sufrir infecciones. Por tanto, la ingesta dietética adecuada de todos estos nutrientes es fundamental, ya que su déficit influye sobre la incidencia y prevalencia de algunas enfermedades tanto agudas como crónicas.
Ejercicio diario
Se ha evidenciado la importancia del ejercicio físico moderado para lograr una respuesta óptima de nuestro sistema inmune. Los beneficios del ejercicio físico son múltiples y su práctica impacta en la salud de los niños aportando calidad de vida y previniendo la aparición de enfermedades.
Entre otros beneficios, mejora la función cardiovascular, la maduración del sistema músculo-esquelético y de las habilidades psicomotoras, ayuda a la regulación del peso corporal y al bienestar físico y psicológico.
Sueño adecuado
El sueño es un proceso biológico que ocupa la tercera parte de la vida del ser humano y es fundamental para regular nuestro sistema inmune. Mientras dormimos, el sistema defensivo tanto de los niños como de los adultos aprovecha para regenerarse y fortalecerse, y se realizan funciones de eliminación de toxinas y gérmenes.
Microbiota intestinal
La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que conviven con el ser humano y nuestra salud depende, en gran medida, del equilibrio que mantienen todos estos microorganismos. De hecho, los investigadores han descubierto que enfermedades tan comunes como la diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedades inflamatorias intestinales, enfermedades autoinmunes e, incluso, otras como la depresión o la fibromialgia, tienen como factor común una alteración de este equilibrio.
Otros complementos para mejorar las defensas de los niños
En relación con la microbiota intestinal y el equilibrio de todos estos microorganismos, cabe destacar el uso de complementos alimenticios que incluyen probióticos. El consumo oral de ciertos probióticos afecta positivamente a la función de barrera del intestino y de la respuesta inmune.
Algunas cepas de probióticos (como los Lactobacillus), y según algunos estudios, podrían reducir la incidencia de afecciones respiratorias. En otros estudios se habla de la disminución de la severidad de los síntomas. Otros trabajos hacen referencia a procesos de otitis, sobre todo en niños.
Además, existen una serie de procesos alérgicos como la dermatitis atópica, rinoconjuntivitis y asma en los que se han demostrado que algunas cepas probióticas pueden mejorar la manifestación de los síntomas.
Referencias
https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-nutricion-sistema-inmunitario-una-relacion-X0212047X10875671