El término inglés “maskné” surge de la combinación de la unión de dos palabras, “mascarilla” y “acné”. Se puede decir que se refiere al acné generado por el uso continuado de la mascarilla.
Maskné por el uso de mascarilla en la nueva normalidad
La pandemia del coronavirus ha traído numerosos cambios a nuestra vida. Entre ellos, ha cambiado la economía, nuestros hábitos diarios, la distancia social, la manera de viajar, el ocio o el trabajo. Pero, además, nuestro estado de la piel.
Durante el confinamiento, la piel se vio afectada por el cambio en nuestro estilo de vida. Y es que cambiamos nuestra rutina, cambiamos la alimentación y sufrimos una época de preocupación y estrés.
Sin embargo, durante la “nueva normalidad” que empezamos a vivir después, también cambió nuestro estado de la piel. Incorporamos a nuestra rutina diaria el uso de mascarillas para protegernos frente al virus y por responsabilidad social.
Este hecho trajo consigo numerosas consecuencias a nivel de la piel. Pero especialmente en aquellas pieles grasas, con tendencia a padecer acné o rosácea.
Uso correcto de la mascarilla
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos da una serie de recomendaciones para un uso correcto de las mascarillas:
- Lavarnos bien las manos antes de ponernos la mascarilla
- Colocarnos la mascarilla procurando que cubra la boca y la nariz. Se debe ajustar al puente de la nariz. Tiene que quedar bien sujeta para disminuir cualquier posible hueco entre el rostro y la mascarilla
- No debemos tocar la mascarilla mientras la llevemos puesta
- Para quitárnosla, debemos desatarla o desprenderla por detrás sin tocar la frente
- Una vez que nos hayamos quitado la mascarilla, debemos limpiarnos las manos con una solución hidroalcohólica o con agua y jabón
- Debemos cambiarnos la mascarilla si se nos humedece
- No reutilizar las mascarillas de un único uso y desecharlas inmediatamente después de quitárnosla.
Aumento de consultas por el maskné por el uso de mascarillas
Los dermatólogos señalan que ha habido un incremento notorio de consultas generadas por brotes de acné en un 35% más de pacientes.
Muchas de ellas, se deben al denominado “maskné”. Es un término inglés que surge de la combinación de la unión de dos palabras, “mascarilla” & “acné” y se refiere al acné generado por el uso continuado de la mascarilla.
El maskné se manifiesta con manchas, granos y espinillas que aparecen con el roce de la mascarilla. Además, el uso continuado de la misma, impide una buena oxigenación de la piel.
Esto hace que no se produzca una correcta transpiración de la piel, lo cual provoca una oclusión del poro y del orificio de salida de la glándula sebácea. Como resultado, aparecen los granos y los comedones.
Además, dentro de la mascarilla se crea un ambiente húmedo, que aumenta cuando hace calor o sudamos. Este hecho incrementa, además, el riesgo de infección por bacterias de nuestra propia epidermis.
El acné empeora por el estrés
Este acné puede empeorar por la situación tan excepcional y preocupante que estamos viviendo, la cual puede llegar a generar mucho estrés y ansiedad.
Este hecho también puede alterar las glándulas sebáceas y aumentar, por tanto, las probabilidades de agravar el mismo. El estrés influye en la piel mediante distintos mecanismos, fundamentalmente, modifica la respuesta del sistema inmunológico disminuyendo la capacidad de defensa cutánea.
Pero además, en situaciones de estrés, se genera una mayor producción de histamina, adrenalina y cortisol. Estas producen desajustes hormonales y, a su vez, debilitan nuestro sistema inmunológico.
Estos desequilibrios afectan de manera negativa a la barrera cutánea, ya que se vuelve más reactiva. Por tanto se acaban agravando las enfermedades inflamatorias de la misma como la dermatitis o la rosácea. Adicionalmente pueden aparecer otros problemas cutáneos como el acné.
¿Podemos evitar el maskné por el uso de mascarillas?
Para tratar de evitar que aparezca el maskné, debemos tener en cuenta dos cuestiones fundamentales:
- En primer lugar, debemos elegir la mascarilla adecuada en cuanto al tejido.
- En segundo lugar, adoptar una serie de medidas higiénicas que reducirán el riesgo de que nuestra piel se altere. Y, evitar así que su aspecto empeore.
En cuanto a la elección de la mascarilla, debemos saber que las mascarillas de papel, materiales plásticos y sintéticos son más agresivas para la piel.
Estas generan una mayor irritación, y ocasionan problemas dermatológicos tales como eczemas de contacto, eczemas irritativos, acné rosácea y acné comedogénico.
Es por ello, que los dermatólogos aconsejan utilizar mascarillas de un tejido que sea 100% algodón porque son transpirables y por tanto, permiten que la piel respire.
Además las mascarillas de algodón se pueden higienizar de manera más sencilla. Este hecho es importante también porque, en el caso de que la temperatura aumente y sudemos más, deberemos tratar de mantener la mascarilla siempre limpia. Porque hay que intentar no acumular toxinas que favorezcan la vasodilatación y la inflamación cutánea.
Apuesta por una buena higiene de la piel
Por otra parte, cuidar la piel para evitar problemas cutáneos siempre ha sido importante. Pero, ahora, en esta nueva normalidad y para evitar estas afecciones en la piel, debemos considerarla como algo fundamental de nuestro día a día.
Para ello, debemos realizar la higiene al menos una vez al día. Esta limpieza, idealmente, deberíamos hacerlo por la mañana y por la noche, sin excedernos en el uso de jabones muy agresivos e irritantes.
Para ello, debemos optar mejor por tónicos calmantes y lociones micelares. Cuando retiremos la mascarilla, debemos intentar realizar una limpieza inmediata con productos calmantes y purificantes para evitar la acumulación de toxinas. También es aconsejable el uso de exfoliantes y mascarillas una vez a la semana. Con ello conseguiremos hacer una limpieza más profunda.
Una vez tengamos la piel limpia, debemos hidratarla. Utilizaremos texturas fluidas que no obstruyan la transpiración natural de la misma. Emplearemos productos con propiedades calmantes, antiinflamatorias y antisépticas.
Además, aunque parezca contradictorio, podemos recurrir a algunos aceites faciales que resultan muy efectivos contra el acné. Y es que resultan ser grandes equilibradores de la piel.
También es importante no olvidarnos de protegernos del sol, y para ello, debemos elegir cremas de protección solar libres de grasa (oil free) que no son comedogénicas. Asimismo, debemos evitar o reducir en lo posible, el uso de maquillaje, que incrementa la obstrucción de los poros y por tanto, la aparición de granitos, puntos negros y acné.
¿Qué tipo de tratamiento es el más adecuado?
Mejora el maskné por el uso de mascarilla
Con estos consejos de higiene e hidratación que hemos contado podermos mejorar la evolución del acné (maskné). Pero, en ocasiones, es necesario instaurar un tratamiento tópico u oral, dependiendo del grado de severidad de dicho acné:
- Si es leve o moderado. El tratamiento recomendado será el uso nocturno de cremas que contengan muy bajas concentraciones de ácido salicílico. Pero también con agentes antimicrobianos y queratolíticos. Destacan el peróxido de benzoilo o algunos retinoides como, por ejemplo, el adapaleno o la tretinoina.
- Sin embargo, si se trata de un acné más severo, deberemos de acudir al médico. Este debe realizar la evaluación adecuada y pautar el tratamiento más conveniente. Y, probablemente, añada una terapia sistémica como antibióticos u otros fármacos.
Asimismo, tanto en la prevención de la aparición del acné como cuando ya se ha pautado un tratamiento, deberemos tener en cuenta también nuestra dieta.
Esta deberá ser sana y equilibrada, rica en frutas y verduras, con un bajo nivel de grasa. Pero, también, con un alto nivel de hidratación para que la piel recupere su aspecto más natural y saludable lo antes posible.
Referencias
https://www.20minutos.es/noticia/4407236/0/maskne-acne-mascarilla-tratarlo-evitar-brotes/?autoref=true
https://www.bbc.com/mundo/noticias-53493128
