La microbiota intestinal juega un papel relevante tanto en la salud como en la enfermedad. Por lo que tener una microbiota equilibrada es clave para el funcionamiento normal del cuerpo humano.
Como veremos, la pérdida de su estabilidad se asocia a una amplia gama de trastornos y problemas de salud.
Importancia de la microbiota intestinal
En individuos sanos, la composición de la microbiota es muy diversa: microorganismos, bacterias, hongos, virus o parásitos habitan en diferentes localizaciones de nuestro cuerpo.
Además de estar en el intestino, encontramos estos microorganismos en la piel, en las mucosas, en el tracto respiratorio o en la vagina.
Actualmente se acepta que, para alcanzar un estado de salud integral, es necesario que nuestra microbiota, particularmente la asociada al tracto gastrointestinal, también esté sana.
Los principales indicadores de salud de la microbiota son su riqueza, la cantidad de microorganismos y su biodiversidad, con la cantidad de especies.
Para intentar aclararlo, podemos decir que los microorganismos de nuestra microbiota intestinal actúan como una barrera física que protege nuestro intestino, evita perforaciones en la mucosa y lucha contra patógenos intrusos.
Muchas bacterias (por ejemplo, algunas cepas de Escherichia Coli) pueden producir toxinas o causar diarrea.
Pero, por lo general, y si nuestra microbiota está equilibrada, las bacterias intestinales beneficiosas son capaces de mantenerlas bajo control. Sin embargo, la alteración de la microbiota intestinal podría ser desencadenante de inflamación metabólica u otros síntomas como eructos, estreñimiento o diarrea.
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microbiota alterada?
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Funciones de la microbiota
La comunidad de microbios que vive en el tracto gastrointestinal de una persona, denominada microbiota intestinal, tiene la importante función de estimular el sistema inmunitario.
Además de respaldar a nuestro sistema inmune, la microbiota intestinal protege de la invasión por patógenos y obtiene energía de los nutrientes:
- Contribuye a la digestión. Las bacterias beneficiosas contribuyen a manejar los alimentos que el estómago y el intestino delgado aún no han digerido. También corrigen el equilibrio del pH en el intestino, descomponen alimentos y contribuyen a prevenir la acumulación de bacterias dañinas. El tipo de bacterias que más abunda en el intestino delgado son los Lactobacillus, que producen ácido láctico que da soporte a nuestro sistema inmune.
- Producción de vitaminas. La microbiota intestinal contribuye a producir algunas vitaminas. En particular vitamina K, que es necesaria para la coagulación y el grupo de vitaminas B. Son necesarias para mantener sano a nuestro sistema nervioso y convertir los alimentos en energía.
- Relación intestino-cerebro. Dada la estrecha interacción entre el intestino y el cerebro, comienza a estar claro que factores emocionales y psicosociales como el estrés pueden provocar síntomas en el intestino. Una mala salud intestinal implica trastornos neurológicos y neurosiquiátricos. Perturbaciones en la salud intestinal han sido relacionadas con esclerosis múltiple, trastornos del espectro autista y la enfermedad de Parkinson.
¿Qué podemos hacer para mantener la microbiota equilibrada?
La composición de nuestra microbiota está influenciada por numerosos factores, siendo los más importantes la dieta, la edad y la ingesta de antibióticos.
Por tanto, cuidar y mantener una microbiota equilibrada nos ayudará a tener un buen estado de salud. Los factores que debemos cuidar son:
Dieta
La dieta tiene fuertes implicaciones en el desarrollo de enfermedades como la obesidad, el síndrome metabólico, la desnutrición, los trastornos alimenticios, la enfermedad inflamatoria intestinal y el cáncer colorrectal, entre otras.
Una dieta poco saludable (especialmente con abundantes grasas) puede impedir que las bacterias ‘buenas’ crezcan en el intestino. Por ello, es importante que reduzcas el consumo de azúcar, conservantes artificiales y alimentos procesados.
Consume más frutas y verduras porque te ayudarán a desarrollar y mantener la diversidad de la microbiota y come menos carnes rojas. Además, bebe agua, evita los refrescos y haz 4 o 5 comidas al día.
Vigila la ingesta de medicamentos
La toma de antibióticos puede provocar disbiosis en la microbiota. Esto, como hemos comentado, conlleva la aparición de diferentes enfermedades.
Otro tipo de medicamentos que también provocan una alteración de la microbiota intestinal son los analgésicos y antiinflamatorios, que tomamos de manera habitual para aliviar molestias y dolores.
Quizá deberíamos pensarnos más y considerar si es realmente necesario tomar este tipo de medicamentos.
Haz ejercicio
El deporte es vehículo imprescindible para el bienestar y la salud de las personas. Son muchos los beneficios físicos y psíquicos. Algunos de los beneficios que el ejercicio físico proporciona a nivel fisiológico son:
- El aumento del flujo sanguíneo al corazón
- Incremento de la capacidad pulmonar
- La disminución de la presión arterial
- Reducción del riesgo de ataques coronarios
Otros de los beneficios del ejercicio físico practicado con regularidad y en la medida adecuada a nuestras condiciones son:
- La mejora del sueño
- Reduce el nivel de grasa corporal
- Mejora del tono muscular
Descansa lo suficiente
El descanso diario es vital para mantener el cuerpo y la mente en buen estado durante todo el día. Sin duda, dormir bien es sinónimo de salud.
Probióticos para una microbiota equilibrada
La capacidad de la microbiota intestinal de modular el sistema inmunológico es motivo de investigación.
Se sabe que los cambios que se han ido produciendo en los hábitos alimentarios y de vida en general han dado lugar a distintos tipos de enfermedades crónicas asociadas con una disbiosis o un desequilibrio de la microbiota intestinal.
Todo ello, ha fomentado la investigación sobre microorganismos con posibles efectos inmunológicos beneficiosos.
Los probióticos son microorganismos vivos en forma de suplementos nutricionales o de alimentos fermentados que, ingeridos en cantidades adecuadas, pueden proporcionar efectos beneficiosos en el huésped.
Ya existen numerosas evidencias en las que se observa que los probióticos afectan a la microbiota intestinal aumentando el número de bacterias beneficiosas y disminuyendo el de las patógenas.
Por tanto, las propiedades saludables que se le atribuyen a los probióticos están relacionadas con algunos mecanismos de acción sobre enfermedades que tienen que ver con el sistema digestivo y la función inmune.
Entre ellas se encuentran: diarreas, alergias, infecciones del tracto urinario, intolerancia a la lactosa, hipercolesterolemia, obesidad o desórdenes inmunológicos.
Referencias
https://www.elsevier.es/es-revista-gastroenterologia-hepatologia-14-articulo-interacciones-bacterianas-con-el-sistema-13043242
https://scielo.isciii.es/pdf/nh/v22s2/fisiologia2.pdf
https://www.medigraphic.com/pdfs/revedubio/reb-2014/reb143b.pdf