El sedentarismo favorece el riesgo cardiovascular

El término actividad física hace referencia a los movimientos corporales producidos por los músculos. Y esto tiene como resultado un gasto de energía.

En los últimos años se ha estudiado, cada vez más, los efectos saludables de la práctica habitual de la actividad física. Además, se está estudiando la relación de la inactividad o sedentarismo con el desarrollo, mantenimiento y agravamiento de diversas enfermedades crónicas sobre todo cardiovasculares.

Qué opinan los expertos sobre el sedentarismo

En investigaciones realizadas en algunos países, como por ejemplo Estados Unidos, sitúan al tabaco en primer lugar como causa de mortalidad y a la dieta y  de actividad física entre las diez causas de muerte evitables.

La mayoría de expertos recomiendan en los diferentes programas de salud la realización de ejercicio físico moderado. Y que esta actividad se lleve, al menos, durante 30 minutos al día.

Existen numerosos estudios que han demostrado que la inactividad física tiene importantes efectos negativos sobre la salud. La realización de actividad física debe ser priorizada. Y es que representa un objetivo preventivo en la actualidad.

Relación entre sedentarismo y enfermedad cardiovascular

Destaca la asociación entre actividad física y enfermedades cardiovasculares (o factores de riesgo vascular), que incluyen fundamentalmente: la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares.

Diversos estudios han demostrado el aumento de incidencia de hipertensión arterial que aparece entre los sujetos que no realizan ejercicio físico (sedentarismo).

Y eso se da independientemente de otros factores de riesgo para desarrollar la enfermedad.

Se han podido observar y concretar el efecto que presenta la actividad física sobre la disminución de la tensión arterial. Este efecto es descrito en personas hipertensas y en personas con tensión arterial normal después de la realización de ejercicio físico.

Cardiopatía isquémica

Quizás a lo que se ha otorgado más importancia en los últimos años, es a la protección que supone la realización de actividad física frente al riesgo de sufrir cardiopatía isquémica. Esto es lógico. Y es que la cardiopatía isquémica es la principal causa de muerte en los países desarrollados, incluida España.

Se ha puesto de manifiesto la relación existente entre un estilo de vida sedentario y la cardiopatía isquémica. De manera individual o bien asociada a otros factores, la inactividad es un importante factor de riesgo cardiovascular.

Además los resultados de los estudios sobre la relación entre sedentarismo y cardiopatía son válidos tanto para hombres como para mujeres.

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La actividad física moderada tiene un efecto positivo en la reducción de riesgo de enfermedad coronaria y esto es independiente de otros factores cardiovasculares.

Las últimas investigaciones de la relación entre actividad física y cardiopatía isquémica en ancianos indican que el ejercicio físico practicado por personas mayores tiene un efecto protector frente a la cardiopatía isquémica. Incluso se ha visto que en las mujeres mayores que realizan actividad física disminuye la mortalidad por cardiopatía isquémica.

Accidentes cardiovasculares o ictus

Dentro del grupo de las enfermedades cardiovasculares, la actividad física también ha mostrado efecto protector frente al riesgo de accidentes cerebrovasculares.

Se ha comprobado que el ejercicio físico disminuye la aparición de ictus (accidente cerebrovasculares). Y, además, mejoran el pronóstico de estas personas.

Esta disminución en la aparición de accidentes cerebrovasculares se deben a la influencia del ejercicio sobre otros factores vasculares como la tensión arterial, sobrepeso, obesidad, colesterol y triglicéridos elevados, intolerancia a la glucosa, entre otros.

Por ello, actualmente, existen suficientes datos para afirmar de forma clara que la actividad física disminuye el riesgo de hipertensión arterial, cardiopatía isquémica e ictus.

Relación entre sedentarismo y obesidad

Existen otras enfermedades que pueden ser influenciadas por la actividad física. Pero, cabe destacar, la obesidad y la diabetes entre otras.

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Obesidad

Numerosas investigaciones han puesto de manifiesto la estrecha relación entre los niveles bajos de actividad física y el desarrollo y mantenimiento de la obesidad. El número de personas afectadas de esta patología están alcanzando actualmente niveles muy elevados.

La acción fundamental para poder atajar esta enfermedad se basa en reducir o controlar el peso a través de la dieta y el ejercicio físico. Gracias a la concienciación de la población sobre los problemas de salud que acarrea la obesidad está apareciendo una tendencia a disminuir la ingesta de gran cantidad de calorías.

El otro factor que influye en la obesidad de forma importante es la falta de actividad física con un alarmante aumento de la prevalencia de la misma, tanto en EE.UU. como en Europa. También en nuestro país se ha encontrado que el sedentarismo es responsable del sobrepeso.

De hecho, se afirma que el aumento creciente de la obesidad puede ser la responsable que la cardiopatía isquémica no siga descendiendo en estos últimos años. Pequeños cambios en la actividad física suponen grandes disminuciones en la prevalencia de obesidad.

La actividad física es importante en la reducción de grasa abdominal y en el mantenimiento del peso corporal. Sin embargo, no influye tanto en la disminución del mismo.

La evidencia actual es que las personas sedentarias presentan mayor riesgo de sobrepeso y obesidad.

Relación entre actividad física y riesgo de diabetes

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Existen datos entre la asociación directa entre los estilos de vida sedentarios y la incidencia de diabetes mellitus e intolerancia a hidratos de carbono.

La mayoría de los casos de diabetes tipo 2 pueden evitarse a través de la modificación del estilo de vida. Esto incluye la realización de ejercicio físico de forma regular.

Junto a una dieta hipocalórica, el ejercicio físico es un requisito básico para llegar a un buen control de las personas diabéticas.

Para ello no son necesarios grandes niveles de actividad. De hecho, el efecto beneficioso se obtiene a través de un ejercicio regular, aunque sea de baja intensidad.

Conclusiones

Finalmente, cabe destacar de lo comentado anteriormente que:

  • La práctica regular de actividad física supone un importante beneficio para la salud. Y, por otra parte, su ausencia constituye un importante perjuicio.
  • Los principales beneficios obtenidos son:
    • La disminución del riesgo cardiovascular.
    • También la del riesgo de obesidad.
    • Diabetes mellitus.
    • Y la intolerancia a hidratos de carbono.
  • El estilo de vida sedentario presenta elevadas cotas en la actualidad. Por ello es necesario analizar nuestras actitudes de cara a la introducción de cambios en nuestro nivel de actividad física diaria.
  • No debemos olvidar que el objetivo será realizar 30 minutos de actividad física de intensidad moderada todos los días.

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Dr. Julián Antonio Carvajal Gómez
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, desde el año 2013 hasta la actualidad trabajo como Medical Science liaison (MSL) en el departamento médico de Heel España. 
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