El uso responsable de antibióticos: ¿cómo evitar generar resistencia?

Alexander Fleming estaba estudiando las variantes de la bacteria Staphylococcus aureus. Después de un largo fin de semana, cuando volvió a su laboratorio, comprobó que, donde estaba dejando crecer esa bacteria, había zonas donde no se estaba produciendo su desarrollo porque un hongo se encargaba de evitarlo. Corría el año 1928 cuando, gracias a ese hallazgo “casual”, Fleming logró su principal descubrimiento, un descubrimiento que cambiaría la historia de la terapéutica…los antibióticos.

¿Qué son los antibióticos y cómo funcionan?

Los antibióticos que son medicamentos que combaten a las bacterias, están indicados para el tratamiento de diversos tipos de infecciones.

Las bacterias son microorganismos procariotas unicelulares, que se encuentran en casi todos los rincones de la Tierra, por muy inhóspitos que sean. Nuestro cuerpo también está lleno de bacterias, de hecho, presenta más bacterias que células.

Tenemos un concepto erróneo sobre las bacterias, pensando que todas son malas, pero no es así ya que, del universo bacteriano, menos de un 1% son las que causan enfermedades…pero, ya se sabe, la noticia está en la que hace daño y no en la multitud que hace el bien.

El tipo de antibiótico que puede ser usado depende de la infección a tratar, así como el formato, comprimidos, inyectables o pomada antibiótica. El médico es el responsable de recomendar el más apropiado.

Se establecen dos formas básicas de actuación de los antibióticos:

  • Acción bactericida

Interfieren en la formación de la pared celular bacteriana o su contenido celular. Acaba matando a la bacteria.

  • Acción bacteriostática

Dificulta la reproducción de la bacteria por lo que paraliza el desarrollo de la infección.

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Los diferentes tipos de antibióticos y sus usos

Los antibióticos pueden clasificarse según sus propiedades, estructura y espectro de acción, así como por el tipo de bacterias sobre las que actúan. Entre los más comunes:

Penicilinas

Son de las más antiguas y ampliamente utilizadas. Son efectivos contra una amplia gama de bacterias. Actúan interfiriendo en la síntesis de la pared celular de la bacteria provocando su muerte.

Cefalosporinas

Presentan una estructura similar a las penicilinas y también son efectivas en una amplia gama de bacterias. Según su espectro de actividad, existen hasta cuatro generaciones.

Macrólidos

Inhiben la síntesis de proteínas en las bacterias, provocando también su muerte. Son eficaces contra bacterias gram positivas como el Estreptococo o el Estafilococo.

Tetraciclinas

También inhiben las síntesis de proteínas, siendo efectivas en una amplia gama de bacterias tanto gram positivas como gram negativas.

Aminoglucósidos

Actúan inhibiendo la síntesis de proteínas, pero su uso está limitado por su toxicidad y efectos secundarios, concretamente, ototoxicidad y nefrotoxicidad.

Fluoroquinolonas

Antibiótico sintético que actúa inhibiendo la síntesis de ADN bacteriano. Son efectivas en una amplia variedad de bacterias.

Sulfonamidas

Otro tipo de antibiótico sintético bacteriostático. Dificultan que las bacterias sinteticen ácido fólico y, por tanto, purinas y ADN. Se utilizan comúnmente para tratar infecciones urinarias.

Carbapenemas

Son de último recurso, reservados para infecciones graves y resistentes a otros tipos de antibióticos. Interfieren en la síntesis de la pared celular bacteriana. Son eficaces contra numerosas bacterias patógenas, pero su uso es limitado por su toxicidad.

Los antibióticos se utilizan comúnmente para tratar infecciones bacterianas en humanos como neumonía, infecciones del tracto urinario, de la piel y tejidos blandos, dentales o infecciones de las vías respiratorias, entre otras y por eso es frecuente que oigamos hablar de “antibiótico para la garganta”, “antibiótico para la orina”, …etc.

También se utilizan en la ganadería y agricultura para tratar y prevenir infecciones bacterianas en los animales de granja y cultivos. Sin embargo, el uso excesivo de antibióticos en este terreno ha llevado a un aumento de la resistencia a los antibióticos, lo que puede afectar la seguridad alimentaria y la salud pública.

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El desarrollo de resistencia a los antibióticos: un desafío global

La mayoría de las bacterias contienen genes propios que, de forma natural, causan algún tipo de resistencia a los antibióticos. Si, debido a ello, la bacteria consigue sobrevivir a las concentraciones de antibióticos, la resistencia adquiere importancia clínica.
Las causas de la resistencia son múltiples tanto desde el punto de vista genético como bioquímico:

  • La aparición de mutaciones
  • La adquisición de nuevos genes por transferencia horizontal entre bacterias
  • Alteración de la permeabilidad
  • Modificación del antibiótico
  • Modificación, protección o hiperproducción de la diana a la que se dirige el antibiótico
  • Expresión de bombas de expulsión activa
  • Modificación de ciertas vías metabólicas


La causa principal de la resistencia a los antibióticos es un uso inapropiado de los mismos por:

  • Una prescripción innecesaria para infecciones de tipo viral, contra las que no tienen ninguna eficacia
  • Una prescripción frecuente de antibióticos de amplio espectro en lugar de específicos tras un diagnóstico más preciso
  • Un uso inadecuado por parte del paciente, adquisición de antibiótico sin receta, el no respetar la dosis o la duración del tratamiento.

La resistencia a antibióticos tiene un impacto múltiple en la asistencia sanitaria ya que:

  • Obliga al microbiólogo a disponer de herramientas fiables para analizar el problema
  • Reduce las opciones de tratamiento empírico
  • Obliga al uso de antibióticos de amplio espectro
  • Aumenta la morbimortalidad por causa infecciosa
  • Se incrementan los costes sanitarios
  • Exige el desarrollo de nuevos antibióticos para el control de resistencias

Es evidente que muchos de los tratamientos disponibles para las infecciones bacterianas comunes están perdiendo eficacia. Como consecuencia, hay casos en que no es posible tratar adecuadamente a los pacientes infectados con ninguno de los antibióticos disponibles. Esta resistencia dificulta el tratamiento, pudiendo causar complicaciones o incluso la muerte.

En ese sentido, la OMS ya avisa que la resistencia de bacterias comunes a los antibióticos está alcanzando niveles alarmantes en muchas partes del mundo. Y estamos hablando de enfermedades infecciosas como la neumonía o cistitis (infección de orina) que afectan a un gran número de personas y que podrían convertirse en enfermedades muy difíciles de tratar.

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Consejos para el uso adecuado de los antibióticos

Aunque a corto o medio plazo se desarrollen nuevos medicamentos, es necesario cambiar la forma de utilizar los antibióticos ya que, si no es así, la resistencia seguirá suponiendo una grave amenaza de salud.
Además, es importante fortalecer nuestro sistema inmune para evitar, precisamente, que esas bacterias patógenas logren su objetivo, es decir, que enfermemos. En ese sentido, la microbiota juega un papel muy fundamental ya que una microbiota equilibrada garantiza unas defensas fuertes. Para ello, complementos alimenticios con cepas probióticas muy estudiadas como Lactobacillus rhamnosus GG, pueden ayudar a cumplir ese cometido, junto con la adopción de medidas higiénico-dietéticas como evitar el consumo de alcohol, porque este último puede mermar nuestras defensas o incorporar, en una dieta variada, alimentos considerados antibióticos naturales como el ajo,

Por último, toma nota de las recomendaciones de la OMS:

  • No recetar o dispensar antibióticos a menos que sean realmente necesarios y una vez adoptadas todas las medidas posibles para averiguar y confirmar qué antibiótico debe recibir un paciente
  • Únicamente tomar antibióticos si han sido prescritos por un profesional cualificado.
  • Complete el tratamiento y a la dosis recomendada, aunque comience a encontrarse mejor a mitad de este.
  • Hay que asegurar que los antibióticos administrados a los animales o cultivos para el control o tratamiento de enfermedades infecciosas sea bajo supervisión veterinaria. Unas instalaciones limpias, sin hacinamiento animal y vacunado, puede reducir la necesidad de recurrir a antibióticos
  • Desde instancias gubernamentales, mejorar la vigilancia de las infecciones resistentes, regular el uso adecuado de medicamentos de calidad e informar al público sobre el peligro que conlleva su uso excesivo y sin control.
  • Orientación a los países en desarrollo para asegurar el acceso a los antibióticos para las personas que realmente lo necesitan y su uso responsable.
  • Y desde la industria farmacéutica intensificar los esfuerzos para el desarrollo de nuevos antibióticos y medios diagnósticos para garantizar que el antibiótico se utilice cuando se debe

BIBLIOGRAFIA
https://www.cdc.gov/antibiotic-use/sp/pdfs/Improving-Antibiotic-Use-ES-508.pdf
https://www1.hospitalitaliano.org.ar/multimedia/archivos/noticias_attachs/47/documentos/7482_102-111-belloso.pdf

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