Cada día entran a través de nuestra nariz unos ¡¡¡¡¡10.000!!!!! litros de aire. Sí, realmente es una cantidad muy grande, pero es que, constantemente tenemos que estar ingresando aire para que en los pulmones se pueda extraer el oxígeno que es imprescindible para la vida de cada una de nuestras células y de nuestros órganos.
La nariz es la puerta de entrada, el contacto directo con el exterior, y por eso, no es simplemente una vía de paso, sino que tiene importantísimas funciones relacionadas con el acondicionamiento del aire inspirado.
Fosas nasales
Para entender cómo funcionan las fosas nasales, tenemos que explicar brevemente cómo es su anatomía.
Anatomía
En primer lugar, hay que decir que las paredes laterales de las fosas nasales no son lisas. Los huesos que las forman (etmoides y hueso palatino), presentan una serie de salientes que se denominan cornetes, siendo generalmente 3, que se denominan superior, medio e inferior.
Si hay un saliente, que es el cornete, debe haber también un entrante que en este caso se denomina meato. Pues bien, los tres cornetes y los tres meatos, consiguen que el flujo de aire no sea directo, sino que forme una serie de turbulencias que enlentecen su paso, de esta manera, el aire permanece más tiempo en las fosas nasales antes de pasar a su siguiente etapa en la faringe.
Podríamos decir que las fosas nasales son tubos, cuyas paredes están formadas por algunos de los huesos del cráneo.
Concretamente participan los huesos:
- nasal
- maxilar
- esfenoides
- vómer
- palatino
- lagrimal
- etmoides.
7 huesos implicados, además de 7 cartílagos, que forman en conjunto una estructura muy compleja.
Armazón de la nariz
Los huesos y los cartílagos constituyen, por decirlo así, el armazón de la nariz, pero no serían suficientes para realizar las importantes funciones de las fosas nasales, de las que hablaremos más adelante. El esqueleto de la nariz está tapizado por un tejido que presenta varias capas.
La capa más superficial, o sea, la que está en contacto con el exterior, es la que llamamos mucosa. Esta tiene un color rosado y un grado de humedad más o menos constante. Por debajo de la mucosa, es decir, más cerca del hueso, se encuentra la submucosa, donde hay numerosos vasos sanguíneos que, como ahora veremos, son muy importantes para controlar la secreción nasal.
Función de la nariz
Pues ahora que ya conocemos cómo es la nariz en su interior, hablemos de su función: la nariz consigue el acondicionamiento del aire inspirado, es decir, consigue humidificarlo, calentarlo y filtrarlo.
Cuando se miden las características del aire que llega hasta la faringe, existe diferencia entre la respiración nasal y la bucal, de manera que, el aire es más caliente y más húmedo, cuando se respira por la nariz que cuando se respira por la boca.
Pero no sólo se produce un cambio en temperatura y humedad, sino que, además, se consiguen atrapar gran parte de las partículas que se encuentran en el aire. Desde microorganismos a alérgenos o contaminación. Las partículas más grandes, quedan directamente atrapadas en las vibrisas (o sea, en los pequeños pelos que se encuentran a la entrada de las fosas nasales); las partículas más pequeñas pueden llegar más lejos, hasta el fondo de las fosas nasales, pero la mayoría quedan atrapadas en el moco que segrega de manera fisiológica la mucosa nasal.
Mucosa
Este moco es un elemento protector. Es una sustancia mucoadhesiva que produce la mucosa nasal en pequeñas cantidades. Pero como protector que es, cuando se detecta un aumento de la contaminación o una mayor entrada de microorganismos o alérgenos, la cantidad de moco aumenta. Aquí participan los vasos sanguíneos presentes en la submucosa: ante un estímulo potencialmente nocivo, responden con una vasodilatación , así se asegura una mayor llegada de sangre al territorio, con extravasación de líquido desde los vasos y congestión nasal. O, dicho de otro modo: rinitis.
Los vasos sanguíneos de la submucosa nasal están controlados por el sistema nervioso autónomo, de manera que el sistema nervioso simpático consigue una vasoconstricción, es decir, una disminución del diámetro de los vasos y por tanto es anticongestionante, mientras que el sistema nervioso parasimpático, actúa aumentando el diámetro de los vasos sanguíneos, es decir, produciendo vasodilatación y por tanto, sensación de congestión.
No, no pensemos que lo mejor es que siempre actúe el simpático y por tanto nunca tengamos congestión. La secreción de moco es protectora y si la secreción aumenta, es porque hay alguna razón que “despierta” esta protección.
Es cierto, que muchas veces, las reacciones protectoras de nuestro organismo, exceden a las necesidades reales y acaban siendo más molestas que la propia causa que las inició, pero lo más fisiológico es intentar regularlas, mucho más que inhibirlas.
Alivio de síntomas
Vasoconstrictores
En el caso de la hipersecreción nasal, el uso de vasoconstrictores no está indicado salvo en algunos casos y por períodos muy cortos de tiempo. Usar vasoconstrictores consigue un alivio rápido de los síntomas, puesto que la hipersecreción desaparece, pero también desaparece la acción protectora, por lo que el filtrado de microorganismos, alérgenos, irritantes, etc, no se puede hacer. Además, estos fármacos presentan una serie de efectos adversos y contraindicaciones que el médico debe valorar en cada caso.
Lavados nasales
Sí es de utilidad en todos los casos, el hacer lavados nasales, pues así, el moco que ya ha atrapado alérgenos o microorganismos se drena y de esta manera se le ayuda a eliminar esas sustancias nocivas. Para hacer estos lavados se puede utilizar agua con sal, agua marina, sueros fisiológicos o sprays con sustancias como el chitosán vegetal que es un principio activo que consigue fluidificar el moco y ayudar a su eliminación, además de hidratar la mucosa y crear una película protectora en la mucosa que reduce el contacto de ésta con alérgenos y/o microorganismos.
Cuidado de nuestras fosas nasales
Pero no solo debemos acordarnos de la mucosa nasal cuando tenemos el pañuelo en la mano. Como siempre, lo importante es la prevención y los cuidados diarios.
Igual que notamos cómo en algunas circunstancias, la piel se nos reseca más, también eso les pasa a nuestras mucosas y en concreto a la mucosa nasal. Pensemos que esos casi 10000 litros de aire que pasan diariamente por la nariz, a veces son más húmedos, a veces más secos, más fríos, más calientes,….. en fin, que ahí está la mucosa nasal para adecuar temperatura y humedad a cada momento, por eso hay que cuidarla habitualmente. Para este tejido, la hidratación es fundamental, tanto la hidratación general, es decir, la cantidad de agua que bebemos como la hidratación local.
Las recomendaciones para cuidar la mucosa nasal, pasan por tanto, por beber los consabidos dos litros de agua y por hidratar y limpiar de vez en cuando las fosas nasales con suero o con productos con chitosán vegetal. Además, una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras, nos proporcionará vitaminas A, E y C además de minerales y otros micronutrientes, que son necesarios para el buen estado de las mucosas.
Bibliografía
https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/libros/medicina/cirugia/Tomo_V/archivos%20PDF/7Rinologia.pdf
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1632347509702905
