Resulta sumamente interesante conocer nuestro tipo de piel para poder así darle el mejor tratamiento y cuidados adecuados. Y no solo es necesario para los profesionales que se dedican al mundo de la estética o para los propios dermatólogos. También para nosotros mismos, ya que podremos elegir mejor los cosméticos y brindar a nuestra piel los cuidados más adecuados.
Conocer tu tipo de piel para cuidarla mejor
Para cuidar bien nuestra piel, es primordial que sepamos reconocer qué tipo de piel tenemos. Generalmente la piel de casi toda la población se puede clasificar, de un modo básico, en 6 tipos de piel.
Esto no significa que vaya a permanecer igual durante toda la vida. Hay que entender que pasamos por diferentes etapas a lo largo de los años y se producen tanto cambios internos como externos que influyen significativamente en el estado de nuestra piel.
Si conocemos nuestro tipo de piel nos facilitará la selección correcta de productos tópicos con el fin de tratar condiciones particulares y mejorar la salud de la piel en general.
¿Qué tipo de piel tengo?
Si necesitas humedecer constantemente tu cara, si notas tu piel grasienta o fina, opaca, brillante y porosa, reseca o suave son pistas que te pueden aproximar y saber qué tipo de piel tienes.
El acné, espinillas o granos te pueden poner en alerta o si tu piel se reseca mucho con el frío y en épocas invernales. Nadie mejor que tú conoce tu piel así que no hay nada más importante a la hora de cuidarla.
Piel normal
Si tu tipo de piel es normal, ¡estás de enhorabuena! Tienes una piel suave, tersa y con un brillo natural. Pero esto no significa que no debas seguir unos cuidados básicos para seguir luciendo una buena piel.
Limpieza, tonificación, protección solar por el día y crema nutritiva por la noche serán tus aliados para seguir presumiendo de una piel perfecta.
Piel seca
Aunque parece grave, es un tipo de piel bastante común y fácilmente tratable. Además, existen ciertos factores que contribuyen a que esta sequedad se presente ocasionalmente. Destacamos, entre otras, la excesiva exposición al sol, el hipotiroidismo, diabetes o factores hereditarios.
La piel seca tiene aspecto opaco, tacto áspero y, en algunas ocasiones, granuloso. Tiende a descamarse y le falta flexibilidad y elasticidad. A las personas con este tipo de piel se le suelen marcar más las líneas de expresión, concretamente en la zona de alrededor de los ojos y de la boca.
¿Cómo cuido la piel seca?
Al ser una piel que se irrita con mucha facilidad, resulta muy importante la hidratación constante y diaria. Los cuidados básicos de la piel para el tratamiento de la piel seca están destinados a mejorar su hidratación, compensar la falta de lípidos de barrera y mejorar la función barrera de la piel.
Para obtener un tratamiento eficaz deberemos valorar todos los factores implicados en el mantenimiento de la piel. En la mayoría de los casos, existe una carencia de sustancias hidratantes naturales y lípidos. Por ello, la estrategia que está reconocida para el tratamiento de este tipo de piel es el uso de cremas hidratantes y emolientes, que son productos básicos para el cuidado de este tipo de piel.
Este tipo de cremas presentan una serie de beneficios:
- Hidrata y reduce la sequedad
- Tiene acción protectora de la barrera cutánea
- Suaviza y da flexibilidad a la piel
- Ayuda a regenerar la piel
- Reduce el picor debido a la sequedad
También te puede ayudar mantener una correcta alimentación. Para ello, debes ingerir, en mayor proporción, alimentos frescos como vegetales y frutas. Elimina el café, el tabaco y las bebidas alcohólicas, que provoca que tu piel se muestre sin brillo.
Piel sensible
Es muy probable que tu piel sea sensible porque es un fenómeno bastante frecuente que afecta, aproximadamente, al 50% de la población en Europa. Normalmente, la piel sensible se asocia al uso de productos cosméticos con fórmulas que son irritantes y que se convierten en un factor agravante de este tipo de piel.
Sin embargo, también hay otros factores ambientales que desencadenan este fenómeno, como puede ser el frío, el calor, la contaminación o el aire acondicionado.
Los signos asociados a la piel sensible son muchos y, además, suelen ser inespecíficos. Eritema, descamación, picazón, ardor, escozor o sensación de tirantez de la piel son los síntomas más comunes.
Cómo cuidar la piel sensible
Si tu piel es sensible, debes extremar los cuidados diarios y evitar productos agresivos, jabones perfumados o lociones astringentes. Evidentemente, si en el momento en que te aplicas cualquier producto notas quemazón o incomodidad, es decir, tu piel reacciona, lo ideal es dejar de utilizarlo. Además, es necesario seguir otra serie de recomendaciones como:
- Secar la piel mediante toques suaves
- Elegir cremas hidratantes con una textura suave
- Limitar el consumo de alcohol
- Proteger la piel de los cambios bruscos de temperatura, de la exposición al calor o al frío.
Piel con acné
No solo los adolescentes padecen acné. La piel propensa a espinillas o acné es una condición muy común que, incluso, puede aparecer por primera vez en adultos de 20 o 30 años o, incluso, en edades posteriores.
El acné se debe a la acción conjunta de varias causas. Una de ellas es la hereditaria porque es muy probable que, si los padres han padecido acné grave, los hijos también lo padezcan. Otra causa está en la dieta. Aunque es un tema muy debatido parece ser que actualmente son principalmente los lácteos (especialmente los desnatados) y los alimentos con alta carga glucémica, los relacionados con su aparición y/o persistencia.
Pero, sin duda, el factor más importante a la hora de padecer acné son las hormonas. Es un hecho incontestable que la enfermedad aparece en la adolescencia en que se ponen en marcha las hormonas sexuales. También en trastornos hormonales ligados a estas hormonas es habitual, incluso en edad adulta, la presencia de acné.
Cómo cuidar la piel con acné
Lo más importante son los cuidados diarios, que deben centrarse en una correcta limpieza de la piel para eliminar restos de maquillaje, contaminación o exceso de células muertas. Es conveniente utilizar para esta limpieza los jabones syndet (sin detergente), que llevan un pH parecido al de la piel.
También puede te puede resultar de utilidad, para controlar los brotes de acné, llevar una buena alimentación rica en frutas y verduras.
Piel grasa
La piel grasa se caracteriza por tener un tono brillante y normalmente va acompañada de poros dilatados. En este tipo de piel suelen aparecer espinillas y comedones, si la producción de grasa es excesiva y los cuidados son escasos o inadecuados.
¿Y cómo la cuido?
Lava tu cara regularmente con jabón facial y agua tibia y sécate con una toalla suavemente, sin frotar la piel. No uses jabones perfumados o con agregados, ya que pueden causar el efecto inverso y hacer que tu piel produzca aún más sebo.
Lociones astringentes (preferentemente natural), mascarillas y aloe vera son muy buenos para eliminar las impurezas y mantenerla en un nivel normal.
Piel mixta
Este tipo de piel combina la piel grasa en frente, nariz y barbilla, la denominada zona T, y el resto, que puede ser seca. Posiblemente sea la más común que exista ya que la mayoría de las pieles adultas son mixtas. En la zona T aparecen brillos, puntos negros, espinillas y poros dilatados a ambos lados de la nariz. Por otro lado, en las mejillas y sienes la piel puede ser normal o más bien seca, con aspecto rugoso y tirante.
¿Cómo tratar este tipo de piel?
Necesitarás cuidos diferentes para la zona grasa y otros productos para la parte seca de mejillas. Procura utilizar una crema hidratante o libre de lípidos en la zona grasa, y otra más nutritiva para evitar la tirantez de las zonas secas. Aquí también te puede venir bien un sérum nutritivo.
Referencias
https://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2003/un034d.pdf
https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-fototipos-cutaneos-conceptos-generales-13074483
