Está en boca de todos dos palabras: salud mental. Y no es para menos. La acumulación de trabajo, el cuidado de los niños o situaciones inesperadas como la muerte de un ser querido nos generan estrés y ansiedad que al no saber gestionar adecuadamente nos acarrea síntomas físicos, psicológicos y emocionales. Si sabemos controlar los nervios, la ansiedad y cómo contrarrestar las tensiones, conseguiremos ver de otro modo el día a día.
¿Qué nos puede hacer perder los nervios?
Lo que nos provoca estrés y ansiedad puede pertenecer a distintos ámbitos, como el social, familiar, económico, laboral, etc., ya que todos ellos forman parte de la vida de la persona. Y dependiendo de la persona, la respuesta a estos hechos estresantes será diferente.
En el ámbito familiar
- Excesivo ruido en el entorno familiar. Los gritos, juegos de los niños e, incluso, la radio o televisión, pueden ocasionar un ambiente excitado.
- Alteraciones en la relación de pareja. Situaciones como el maltrato, engaños o problemas sexuales nos puede hacer perder los nervios.
- Que algún miembro de la familia sufra algún problema de salud.
- Los hijos suelen ser motivo de preocupación y más si son, por decirlo así, problemáticos que no estudien, no trabajen o se droguen. Además, implican una dedicación permanente que implica sacrificar el propio tiempo libre o el desarrollo profesional.
- Hacerse cargo del cuidado de un familiar, sobre todo, de personas mayores o con algún tipo de dependencia o enfermedad
- Ingresos económicos bajos.
En el ámbito laboral
- El tipo de trabajo que realizamos y si nos motiva o no.
- Tener un mal ambiente laboral es uno de los factores que más generan estrés o ansiedad
- La falta de desarrollo profesional
- La escasa o nula conciliación familiar
Cómo se manifiesta el estrés
El estrés es una reacción fisiológica de nuestro organismo frente a situaciones difíciles y suele estar relacionado con factores emocionales. Hay momentos estresantes que duran poco tiempo por lo que la respuesta no va más allá y no afecta a diferentes funciones del organismo. Como mucho, algunos problemas digestivos por nervios en el estómago. En cambio, si la acción estresante permanece en el tiempo, se hace crónica y habitual, el organismo no puede mantener esa defensa y la respuesta puede convertirse en una alteración patológica, como en el caso de la ansiedad y la depresión.
Una persona que tiene estrés, que está ansiosa o con miedo puede sentir tensión muscular, palpitaciones, manos o pies fríos, oleadas de calor o escalofríos.
Otros síntomas físicos son la sensación de cansancio, falta de energía, dormir mucho o poco, comer en exceso o perder el apetito por completo, pérdida del deseo sexual o estreñimiento.
Otros síntomas frecuentes de la ansiedad son la irritabilidad, las náuseas, los vértigos, los temblores, las dudas reiteradas, los mareos y las preocupaciones excesivas.
Las emociones en personas con ansiedad y estrés suelen ser de tristeza, culpabilidad, cambios de humor, tienen dificultad para tomar decisiones o confusión.
Consejos útiles para hacer frente a tus nervios
Hoy en día el estrés se puede manejar y controlar con diferentes tipos de tratamientos. Pero, simplemente, y dependiendo del tipo o fase del estrés por el que estemos atravesando, se puede hacer frente a las situaciones estresantes cambiando y mejorando nuestro estilo de vida. Hablamos de la alimentación, el ejercicio físico y de otras terapias de relajación. Estos son algunos de los consejos para aliviar la tensión muscular y otros síntomas relacionados con el estrés y la ansiedad que debes poner en práctica. Pero no son los únicos.
Presta atención a las actividades rutinarias
Encuentra tiempo para ti mismo, y presta atención a esas actividades cotidianas, tomando conciencia de cada una de ellas, como darte un baño, cepillarte los dientes, tomarte un café o visitar a algún amigo.
Además, decide qué cosas tienes que hacer necesariamente y qué cosas puedes aplazar para otra ocasión. Ser multitarea está de moda, pero no te va a ayudar y te generará más estrés.
Ejercicio físico
Practicar ejercicio físico es una buena forma de afrontar el estrés. Es una forma saludable de dejar salir la energía contenida y la tensión del organismo debido a que el ejercicio obliga al cerebro a producir endorfinas. Estas pequeñas proteínas se generan con el movimiento del cuerpo y son potenciadores naturales del estado de ánimo, así que te ayudarán a olvidar frustraciones y otras tensiones.
Siempre realizada de forma adecuada atendiendo a tu edad y forma física, la práctica de actividad física pone en funcionamiento al organismo de forma diversa, y nos ayuda a la prevención de enfermedades. Los beneficios del ejercicio los encontramos en distintos niveles.
A nivel muscular y articular mejora la movilidad, la amplitud de movimiento, mayor tono muscular, elasticidad y mejora la coordinación. A nivel cardiovascular podremos lograr un mejor aporte sanguíneo en el organismo logrando así incrementar la energía y la oxigenación corporal.
Y, a nivel psicológico, recordar y mencionar que su efecto es muy positivo porque ayuda a distraer nuestra mente. Esto influye sobre la memoria y procesos cognitivos y se mejora la capacidad subjetiva de afrontar el estrés.
TEST
TEST
Alimentación
Algunos alimentos estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas ayudando al organismo a mantenerse relajado, mientras que otros favorecen la irritabilidad. Frente al estrés hay que comer bien y variado para mantener adecuadamente nuestras defensas.
Las vitaminas A, C y E combaten directamente la formación de radicales libres. El potasio, magnesio y calcio son imprescindibles para estimular la reacción frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta al estrés. Las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante.
Terapias alternativas
Son muchas las opciones que tienes. El yoga, la meditación, la aromaterapia, los masajes, la reflexología o la hipnoterapia son tipos de terapias complementarias que puedes probar y ver si te funcionan. Algunas personas encuentran que uno o más de estos métodos pueden ayudarles a relajarse y dormir mejor.
Practica la gratitud
Tienes que tomar plena consciencia de las pequeñas cosas y actos sencillos que suceden en tu día a día y que te pasan inadvertidos. El abrazo de tu hijo, una canción o una comida entre amigos pueden ser cosas que te hayan sacado una sonrisa y por las que puedes y debes dar las gracias.
Si no es suficiente, contacta con un profesional
Hay muchos tratamientos efectivos disponibles para las situaciones de estrés y ansiedad prolongadas en el tiempo. Pero, a pesar de ello, muchas personas nunca buscan ayuda. Algunas sienten vergüenza, otras no reconocen la necesidad de tratamiento y, en otros casos, piensan que no hay tratamientos efectivos disponibles.
Pero es importante ponerte en manos de un profesional cuanto antes para que los problemas de estrés no vayan a más y te provoquen serios problemas de salud. Tienes que saber que tu médico podrá guiarte e informarte, además de darte una serie de pautas para saber cómo controlar los nervios. Esta información versará tanto de recursos comunitarios de los que puedes disponer como de técnicas de autoayuda. El médico, con la información suficiente, te ofrecerá las opciones terapéuticas que más se adaptan a ti y que más pueden ayudarte.
Referencias
https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-ansiedad-13098174
https://www.redalyc.org/pdf/271/27130102.pdf
