¿Cómo el omega 3 puede mejorar la salud cardiovascular?

Las cardiopatías son, desde hace un cuarto de siglo, la principal causa de muerte en el mundo. Desde comienzos de este siglo, el número de muertes debido a enfermedades cardiovasculares ha aumentado en más de dos millones de personas. Representan más del 16% del total de muertes debidas a todas las causas.

En el caso de España no es diferente. Mas del 27% de las muertes se deben a enfermedades del sistema circulatorio, por delante del cáncer y enfermedades respiratorias.

No hace falta decir que mejorar la salud cardiovascular es de vital importancia para nuestra calidad de vida.

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La importancia de la salud cardiovascular

El corazón es uno de los órganos más importantes del cuerpo ya que se encarga de bombear la sangre a través de los vasos sanguíneos hacia todo el cuerpo. Esta función es esencial para el suministro de oxígeno y nutrientes a los tejidos y órganos, así como para eliminar los desechos y el dióxido de carbono.

El corazón impulsa la sangre a través de un sistema de vasos que incluye arterias, venas y capilares. Esta circulación permite que la sangre llegue a todas las partes del cuerpo, asegurando la oxigenación de los tejidos. Este suministro de oxígeno es esencial para el funcionamiento adecuado de todos los tejidos y órganos.

Debido a la elevada prevalencia de las enfermedades cardiovasculares y de sus factores de riesgo, así como el impacto que tienen en la salud como en la calidad de vida, se considera la salud cardiovascular como un reto social y sanitario de primer orden.

Factores de riesgo para enfermedades del corazón

Los factores de riesgo responsables de la aparición de enfermedades del corazón son aquellos elementos que aumentan las posibilidades de sufrir trastornos cardiovasculares. En algunos de estos factores se puede incidir, lo que significa que podemos tomar medidas para reducir su impacto en nuestra salud.

Entre los principales factores de riesgo modificables se encuentran el tabaquismo, la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol elevado y la obesidad. El consumo excesivo de alcohol y una dieta poco saludable también pueden contribuir al desarrollo de enfermedades del corazón.

Es importante tener en cuenta que estos factores de riesgo pueden interactuar entre sí, aumentando aún más la probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares.

Por lo tanto, es fundamental adoptar un estilo de vida saludable que incluya una alimentación equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico, evitar el consumo de tabaco y el control adecuado de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.

Además, es recomendable realizar exámenes médicos regulares para evaluar la salud cardiovascular y detectar cualquier problema a tiempo.

Alimentación saludable para el corazón

La alimentación juega un papel fundamental en la salud cardiovascular. Una dieta equilibrada y saludable puede ayudar a prevenir enfermedades del corazón y promover un buen funcionamiento del sistema cardiovascular.

En primer lugar, se recomienda aumentar el consumo de frutas y verduras, ya que son fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes que protegen el corazón.

Además, es necesario reducir el consumo de grasas saturadas y trans, presentes en alimentos procesados y fritos, ya que pueden elevar los niveles de colesterol en sangre. En su lugar, se sugiere optar por grasas saludables como las encontradas en los frutos secos, el aguacate y el aceite de oliva.

Asimismo, es importante limitar la ingesta de sodio para controlar la presión arterial, evitando alimentos altos en sal como los embutidos y alimentos procesados.

Por último, se recomienda consumir alimentos ricos en fibra como granos enteros, legumbres y semillas, ya que favorecen la salud cardiovascular al reducir los niveles de colesterol y mejorar la digestión.

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Ejercicio físico y su impacto en la salud cardiovascular

El ejercicio físico tiene un impacto significativo en la salud cardiovascular. Realizar actividad física regularmente ayuda a fortalecer el corazón y mejorar la circulación sanguínea, lo que a su vez reduce el riesgo de enfermedades del corazón. Además, el ejercicio ayuda a controlar los niveles de colesterol y presión arterial, dos factores de riesgo importantes para problemas cardiovasculares. Al realizar ejercicios aeróbicos como caminar, correr o nadar, el corazón se fortalece y es capaz de bombear más sangre con menos esfuerzo. También ayuda a mantener un peso saludable, lo que reduce aún más el riesgo de enfermedades del corazón.

Es importante recordar que no es necesario realizar ejercicios intensos o extenuantes para obtener beneficios para la salud cardiovascular. Incluso pequeñas cantidades de actividad física diaria, como subir escaleras en lugar de usar el ascensor o caminar durante el almuerzo, pueden marcar la diferencia.

Cómo controlar el estrés y mantener un corazón sano

El estrés puede tener un impacto negativo en la salud cardiovascular. Para controlar el estrés y mantener un corazón sano, es importante adoptar técnicas de manejo del estrés.

Una forma efectiva de hacerlo es a través de la práctica regular de actividades de relajación, como la meditación o la respiración profunda. Estas técnicas ayudan a reducir la presión arterial y disminuir los niveles de hormonas relacionadas con el estrés, como el cortisol.

Además, es recomendable establecer límites claros en el trabajo y en las actividades diarias para evitar la sobrecarga y el agotamiento.

El ejercicio regular ayuda a reducir la presión arterial, fortalecer el corazón y mejorar la circulación sanguínea.

Por último, es importante encontrar tiempo para realizar actividades placenteras y relajantes que ayudan a distraer la mente del estrés y promueven una sensación de calma y tranquilidad.

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Los ácidos grasos Omega 3 y la salud cardiovascular

Los ácidos grasos Omega 3 son nutrientes esenciales, es decir, no los puede sintetizar nuestro cuerpo, que desempeñan un papel fundamental en la salud cardiovascular.

Estos ácidos grasos poliinsaturados tenemos que obtenerlos de la dieta o suplementos alimenticios. Los ácidos grasos Omega 3 están presentes en alimentos como pescados grasos (salmón, atún, sardinas) y semillas de chía, lino y nueces.

Existen tres tipos de ácidos grasos Omega 3: el ácido alfa-linolénico (ALA), ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA)

La función como protector a nivel cardiaco se explica por el ácido eicosapentaenoico (EPA), precursor de mediadores celulares como las prostaglandinas 3 que inhiben la agregación plaquetaria y, por tanto, disminuyen la probabilidad de sufrir infarto de miocardio.

Por su parte, el ácido docosahexaenoico (DHA) juega un papel muy importante como componente de las membranas de los fosfolípidos que recubren las neuronas, lo cual explicaría su posibilidad de mejorar los procesos cognitivos y prevenir enfermedades como la de Alzheimer.

En general, los ácidos grasos Omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio debido a que compite con otros ácidos grasos que, finalmente, producen mensajeros celulares responsables de la actividad inflamatoria y oxidante. Este efecto puede que ayude a mantener la condición muscular y mejorar con ello, los niveles de glicemia, es decir, de azúcar en sangre.

Los Omega 3 han demostrado ser beneficiosos para disminuir los niveles de triglicéridos en la sangre, regular la presión arterial y prevenir la formación de coágulos sanguíneos. Además, se ha observado que estos ácidos grasos pueden contribuir a mejorar los niveles de colesterol al aumentar el colesterol bueno (HDL) y reducir el colesterol malo (LDL). Asimismo, se ha sugerido que los Omega 3 podrían tener efectos positivos en la prevención de arritmias cardiacas y en la reducción de la inflamación en las arterias. Para obtener los beneficios de los Omega 3 es recomendable un aporte regular y en cantidades adecuadas, sobre todo, en personas con una predisposición genética a padecer problemas cardiovasculares.

Mantener una buena salud cardiovascular no solo implica seguir hábitos saludables, sino también ser consciente de nuestro propio cuerpo y escuchar sus señales. Reflexionemos sobre cómo podemos aplicar esta información en nuestra vida diaria y qué cambios podemos hacer para cuidar mejor de nuestro corazón. Al fin y al cabo, la salud cardiovascular es un tesoro invaluable que merece toda nuestra atención y cuidado.


¡Quiérete! ¡Mima tu corazón!

BIBLIOGRAFÍA

https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182011000300011

Ldo. José Manuel García Raboso
Licenciado en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid con la Especialidad de Bioquímica. Siempre ha estado unido al sector farmacéutico y al contacto directo con el cliente, bien en Oficina de Farmacia o en diferentes Laboratorios farmacéuticos como AstraZeneca, Salvat o Lacer.
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