La actividad física constituye uno de los pilares fundamentales de la salud. Los beneficios que aporta realizar actividad física moderada son ampliamente conocidos, entre los que se puede destacar la reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes o colesterol en sangre.
Pero, además, consigue mejorar nuestro estado de ánimo, combatiendo los efectos del estrés, ansiedad y la depresión. Sin embargo, durante la práctica de la actividad física, también se producen una gran incidencia de lesiones deportivas, como las distensiones o tirones musculares.
¿Qué son las lesiones deportivas?
El término “lesión deportiva” se refiere a los tipos de lesiones que ocurren con mayor frecuencia durante los deportes o el ejercicio, como esguinces, torceduras y fracturas por estrés. Y pueden afectar a músculos, los tendones, los ligamentos o los huesos.
Hay diferentes tipos de lesiones deportivas. Los síntomas que tengan y su tratamiento dependerán del tipo de lesión. La mayoría de las personas se recuperan y vuelven a sus actividades normales sin mayor problema.
Entre las lesiones más frecuentes tenemos: las contracturas, las distensiones o tirones musculares, las contusiones, las elongaciones y las rupturas fibrilares. Es importante el diagnóstico y el tratamiento precoz para poder intervenir y conseguir que el deportista vuelva lo antes posible a su actividad y al proceso de competición.
¿Qué son los tirones musculares?
Se habla de tirones musculares o de distensiones para referirse a las contracciones o movimientos musculares involuntarios en donde el músculo duele, se pone duro y contraído y no es posible relajarlo.
Lo normal es que ocurra durante o inmediatamente después de haber realizado ejercicio físico.
Aunque suele remitir en cuestión de segundos o minutos, el músculo puede quedarse dolorido un día completo. Es frecuente y molesto, pero, generalmente, no se debe a problemas demasiado serios.
A las distensiones vulgarmente se les conoce con el nombre de tirones. El caso más leve o elongación es el estiramiento brusco de un músculo fatigado. El tirón clásico (desgarro leve) se debe a una contracción repentina y violenta, un gesto fallido o a la recuperación tras un desequilibrio.
¿Qué lo causa?
El frío, la fatiga, un gesto deportivo incorrecto o errores dietéticos se encuentran entre las causas más frecuentes. Pero, sobre todo, lo que más suele influir a la hora de padecer los tirones musculares es la práctica de deportes nuevos o más intensos que nuestros músculos son incapaces de aguantar.
Pero se debe nombrar también otro de los factores que favorecen su aparición y es la falta de estiramientos antes del ejercicio.
Síntomas de los tirones musculares
Estos son algunos de los síntomas más característicos de este tipo de lesión deportiva. Sin embargo, cada lesionado puede experimentarlos de una forma diferente. Destacamos:
- Dolor en la zona en la que se ha producido el tirón muscular
- Hinchazón
- Dificultad para utilizar o mover la zona donde se ha producido la lesión. Es posible que quede limitado su uso y, si se ha producido en cualquier parte de la pierna, ya sea tobillo cadera o pie, el lesionado cojee.
- Sentir calor en la zona lesionada y aparición de moratones o enrojecimiento.
- Hormigueo
- Rigidez muscular
¿Cuál es el mejor tratamiento?
Con el calentamiento y los estiramientos antes y después del ejercicio se consigue evitar, casi por completo, el riesgo de sufrir tirones musculares. Pero si, finalmente, no hemos podido evitar la lesión, debemos:
- Mantener reposo. El músculo afectado debe parar y tienes que limitar las actividades en las que utilices el músculo, al menos, uno o dos días. También tienes que tratar de evitar coger peso.
- Poco a poco, hay que hacer un estiramiento suave y progresivo. Hay que mantener una ligera tensión y, según duela o no, aflojar o estirar.
Lo más seguro es que puedas tratar la lesión en casa si, evidentemente, no se trata de una lesión grave. Por tanto, para aliviar el dolor y la hinchazón y acelerar la recuperación en reposo puedes utilizar:
- Hielo. Puedes aplicarte una compresa fría o una bolsa de hielo (vale la socorrida bolsa de guisantes congelados), pero colócatela en la zona dolorida con un trapo o envuelta en una toalla o paño. Tenlo puesto unos 20 minutos, y entre 4 y 8 horas al día. En cuanto al calor, es mejor dejarlo para otro momento porque en los primeros instantes puede aumentar el sangrado interno e, incluso, la hinchazón. Después, el aplicar el calor sí que puede ayudarte a aliviar la tensión muscular y conseguir que los músculos se relajen.
- Eleva el tobillo, la rodilla, el codo o la muñeca, es decir, la zona donde se haya producido el tirón muscular. La puedes apoyar en una almohada y elevar la zona por encima del corazón. Conseguirás disminuir la inflamación.
- Comprensión o el vendaje puede ayudar a rebajar la inflamación. No la coloques ejerciendo una presión muy fuerte porque puedes causarte el efecto contrario.
- Masaje. Se pueden emplear geles o cremas tópicos con efecto calmante y que pueden ayudar a aliviar las zonas que presentan tensión y/o fatiga muscular.
Otros tratamientos pueden incluir medicamentos antiinflamatorios y, en raras ocasiones, analgésicos, que pueden ayudar a tratar el dolor y la hinchazón.
¿Cuándo hay que acudir al médico?
La mayoría de las lesiones deportivas responden bien al tratamiento y la rehabilitación, y es muy probable que todas las personas que lo han sufrido se recuperen y vuelvan a sus actividades normales. Pero hay que consultar con el especialista si todavía existe dolor y si, además:
- Aparece fiebre
- La zona se pone excesivamente roja o está muy inflamada
- La movilidad de la zona sigue siendo difícil tras 24 horas de tratamiento
- O si, tras una semana después del tratamiento, sigue existiendo dolor
Referencias
https://www.semg.es/index.php/noticias/item/818-calambres-musculares
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1636541010704876
