Cómo combatir la ansiedad: técnicas y consejos para calmarla

Casi 300 millones de personas sufren ansiedad en el mundo. Realmente se trata de una de las grandes pandemias del siglo XXI.

Aunque se está avanzando, el tema de las enfermedades mentales sigue considerándose tabú por parte de un porcentaje no desdeñable de la sociedad.

El trastorno bipolar, la anorexia, la esquizofrenia, la depresión, la ansiedad…acabarán tratándose como el resto de las patologías. La única manera es conociéndolas y hablando de ellas con total naturalidad.

Hoy hablamos de ansiedad.

Cómo combatir la ansiedad: técnicas y consejos para calmarla: controlar ansiedad - HeelEspaña

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una enfermedad mental en la que la persona que lo sufre experimenta una exacerbación en los miedos y preocupaciones ante algo que no supone un peligro real. La intensidad con la que se manifiesta puede alterar considerablemente la calidad de vida del paciente tanto a nivel mental como físico.

Si a lo largo de nuestra vida todos pasamos por experiencias traumáticas o emocionalmente dolorosas, ¿por qué algunas personas desarrollan ansiedad y otras no? La única explicación a esta pregunta está en que en el origen de la ansiedad influyen o interaccionan factores genéticos, cerebrales, personales y sociales.

En cualquier caso, los síntomas son muy similares para quien la padece: agitación, estrés, problemas digestivos, nerviosismo, presión en el pecho, agotamiento, dificultades para conciliar el sueño…

La ansiedad no es lo mismo que la depresión. Existen importantes diferencias entre ansiedad y depresión.
Mientras que la ansiedad está relacionada con el miedo o la inquietud frente a algo, la depresión está asociada a la tristeza. Una persona con ansiedad tiene motivación, la persona con depresión, no.

Además, los síntomas de la depresión incluyen sentimientos incontrolables de tristeza, de vacío emocional, ganas de llorar, desesperanza, …

La ansiedad se centra fundamentalmente en el futuro, mientras que la depresión lo hace en el presente.

Causas de la aparición de la ansiedad

Puede que suene raro que, “a estas alturas de la película”, no se conozcan con exactitud las causas principales, pero así es. Lo que sí está claro son los factores de riesgo que condicionan la aparición de la ansiedad:

Factor hereditario

Existe una predisposición genética que, combinada con otros factores, sin duda, puede dar lugar a que se desarrollen perfiles ansiosos.

Ahora bien, no por el hecho de que exista algún antecedente familiar con un proceso de ansiedad, significa que nosotros lo vayamos a padecer. Es un aumento riesgo, no una consecuencia directa.

Experiencias vitales complicadas

La pérdida de empleo, un futuro incierto, dificultades económicas, problemas familiares, la ausencia de seres queridos, condiciones laborales inadecuadas, …son algunos ejemplos de la actualidad que vivimos, de gran complejidad a nivel social, económico y personal que pueden conducir a estados de ansiedad.

La vulnerabilidad de la infancia

El sistema límbico y, concretamente, el hipocampo, son regiones del cerebro relacionadas con la memoria, las emociones y la motivación. Si durante la infancia se sufren abusos, abandono o, simplemente, ausencia de afecto, puede dar lugar a problemas en el correcto desarrollo cerebral y que esta zona del cerebro esté menos desarrollada.

En estas circunstancias son habituales los problemas de conducta y la presunción de amenazas donde no las hay que acaban por generar ansiedad.

Enfermedades crónicas

Un buen número de enfermedades con carácter crónico como las cardiovasculares, diabetes, enfermedades tiroideas, …pueden generar cuadros de ansiedad por la incertidumbre que conlleva el hecho, de que se trate de enfermedades que no tienen cura definitiva.

A esto se un, los posibles efectos secundarios de los tratamientos pautados que pueden favorecer también en algunos casos situaciones de ansiedad.

El carácter personal

La personalidad se define en función de cinco características principales como la apertura a experiencias, la escrupulosidad, la extroversión, la amabilidad y el neuroticismo. Esta última, representa la tendencia a la ansiedad y depresión

La personalidad de cada uno de nosotros puede llevarnos a tener o no estados de ansiedad. El cómo se afrontan las experiencias del día a día, puede llevarnos a un estado más o menos ansioso.

Considerar el vaso medio lleno o medio vacío puede influir en ver las cosas con angustia, ver problemas donde no existen o, por el contrario, manejar las cosas buscando soluciones a cualquier circunstancia adversa que se plantee.

¿Estrés?

Cuando se habla de estrés se refiere a la respuesta que nuestro cuerpo ofrece ante una situación que se considera peligrosa. Se trata de una respuesta física, además de psicológica. Se trata de algo que nos ha permitido evolucionar como especie.

Sin embargo, en la actualidad la mayoría del estrés es mental. La ansiedad en época de exámenes es una amenaza actual que nada tiene que ver con el peligro que suponía enfrentarse a un león.

Por tanto, el estrés en sí mismo no es malo. Es el estrés cotidiano, no adaptativo y mantenido en el tiempo el posible responsable de la ansiedad, es decir, hacer frente a experiencias estresantes de manera habitual puede acabar desarrollando un estado ansioso. Incluso cuando esa situación estresante desaparece, el cerebro acaba asumiendo un estado de alerta constante.

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Consejos para aliviar la ansiedad

Como hemos visto, existen diversos factores que pueden ser responsables de la ansiedad, factores que pueden influir de manera individual o conjunta. El hecho de conocer los motivos nos permite también conocer mucho mejor este problema, un problema que no es para nada anormal que lo podamos sufrir todos en algún momento de nuestras vidas pero que, sin embargo, cuando se agrava, requiere de soluciones y consejos:

Autocrítica y perfeccionismo, malos compañeros

Progresar para alcanzar tus metas no es lo mismo que ser perfeccionista. El perfeccionismo puede ser la leña para el fuego de la ansiedad.

Todos cometemos errores y nadie es perfecto. Hay que aceptarlo, sin maltratarnos con autocríticas excesivas.

El desarrollo personal y profesional está cargado de errores de los que es imprescindible aprender para progresar.

Planifica el día

Crear rutinas da forma estructural a nuestras vidas, es algo interesante para cualquier persona, pero, sobre todo, para aquellas que padecen ansiedad. De esta manera se reduce considerablemente la incertidumbre y proporciona una sensación de control que ayuda a tomarse las cosas con más calma.

Pero no se trata de ocupar todo el día con actividades ya que esto puede generar también un estrés innecesario. Si lo que quiero es planificar el día, es clave planificar también los momentos de ocio, de descanso y relajación.

Todo tiene un límite

O, dicho de otra manera, no saber decir que NO a tiempo, puede llevar a sobrecargar nuestro día de responsabilidades que, no podemos asumir, lo que nos puede llevar a una inestabilidad emocional.

Es importante, priorizar compromisos y delegar en otras personas de confianza aquello que no podemos realizar.

Un momento para la relajación

Encuentra a lo largo del día un momento para practicar alguna técnica de relajación. Si lo haces habitualmente, conseguirás manejar esos estados de ansiedad, de la mejor manera posible.

Independientemente de las técnicas orientales, la respiración profunda activa una respuesta relajante por parte de tu cuerpo que te ayudará a afrontar las situaciones que te pueden conducir a la ansiedad.

Ejercicio moderado y regular

Ya lo decía Juvenal en el siglo I d. C. “Mens sana in corpore sano” y que fue adaptado para entender que el ejercicio físico no solo es beneficioso para el cuerpo, sino también para la mente.

Hay que recordar que la práctica de actividad física libera endorfinas que generan bienestar por lo que es una buena herramienta para reducir la tensión muscular y mejorar la calidad del sueño, manteniendo al margen, por ejemplo, la ansiedad por la noche.

Cualquier opción es buena y efectiva, desde practicar yoga, un deporte colectivo, bailar o caminar. Lo único “exigible” es que te guste lo que practiques.

Dieta variada y equilibrada

Así es, una dieta variada y equilibrada garantiza el aporte de macro y micronutrientes que necesita tu organismo. Es más, el aporte adecuado de algunos nutrientes como los ácidos grasos Omega 3, las vitaminas del grupo B o el magnesio contribuyen a una mejor función cerebral y a regular el estado de ánimo.

Si a esto le añadimos la reducción o eliminación del consumo de bebidas estimulantes y alimentos que contengan azúcares refinados, contribuiremos a que los síntomas asociados a la ansiedad sean más suaves.

Practica mindfulness

En numerosas ocasiones, la ansiedad surge por pensar excesivamente en el pasado o en el futuro, dando vueltas y vueltas sobre algo que ya pasó o no ha pasado aún.

El mindfulness o la conciencia plena es un tipo de meditación basada en centrar la atención en el presente, observando los propios sentidos y emociones sin interpretar ni juzgar. Abarca dos conceptos fundamentales como son la conciencia y la aceptación, de tal manera que la conciencia define la experiencia del momento presente y la aceptación la capacidad de observar y aceptar, en lugar de juzgar y evitar.

Es una manera de entrenar a tu mente para que se centre en el presente, lo que ayudará a reducir el grado de ansiedad.

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Cuando una ayuda es necesaria

No está de más, en determinados momentos, sobre todo, en aquellos en los que “no podemos más”, recurrir a familiares o amigos que nos escuchen y nos aconsejen.

Otra solución es a través de la oficina de farmacia, donde nos pueden recomendar complementos alimenticios a base de cepas probióticas específicas que actúan sobre el eje intestino-cerebro y que, además, contienen magnesio, zinc, vitaminas del grupo B y fosfatidilserina que contribuyen a mejorar tu estado de ánimo

Y, por supuesto, en caso necesario, recurre a los especialistas que podrán abordar la ansiedad con técnicas específicas.

Preguntas frecuentes sobre la ansiedad

Espero que este artículo haya servido para conocer un poco más todo lo que rodea a la ansiedad…no obstante…

¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad?

Los síntomas son variados y dependen de la persona. Suele ser una mezcla de síntomas físicos (taquicardia, sudoración, molestias digestivas, …), cognitivos (dificultades de atención, concentración, pensamientos obsesivos, …), emocionales (sensación de vacío, incertidumbre, pérdida de control, …) y de comportamiento (impulsividad, inquietud, …)

¿Qué es un ataque de ansiedad?

Se puede definir como un estado de ansiedad extrema que suele ser de duración corta y de aparición repentina, llegando a paralizar a la persona que lo padece.

Se manifiesta una sensación de pánico o miedo intenso con rigidez muscular y aumento del ritmo cardiorrespiratorio.

¿Un trastorno de ansiedad es lo mismo que un ataque?

Cuando alguien sufre varias crisis o ataques de ansiedad puede estar padeciendo un trastorno de ansiedad. Se trata de una determinada sintomatología que incapacita y que afecta a la calidad de vida de quien lo padece. TOC, fobias o trastornos de estrés postraumático, son ejemplos de trastornos de ansiedad.

Si lo he pasado… ¿puedo volver a tener ansiedad?

El tratamiento tiene como objetivo evitar las “recaídas” y conseguir conocerse para actuar en consecuencia al enfrentarnos, de nuevo, a las situaciones que nos generaban ansiedad. Pero sí, algunas personas pueden volver a presentar síntomas a pesar de haberlo padecido y tratado con anterioridad.

¿Tratamiento psicológico o farmacológico?

Ante un trastorno de ansiedad, el profesional decide cuál es la mejor opción en cada caso, aunque en la mayoría de los casos incluyen tratamientos psicológicos (terapia cognitivo-conductual), análisis de hábitos higiénico-dietéticos y, si es necesario, tratamiento farmacológico.

Hoy me desperté pensando en…mí

BIBLIOGRAFIA
https://www.redalyc.org/pdf/1342/134212604002.pdf

Ldo. José Manuel García Raboso
Licenciado en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid con la Especialidad de Bioquímica. Siempre ha estado unido al sector farmacéutico y al contacto directo con el cliente, bien en Oficina de Farmacia o en diferentes Laboratorios farmacéuticos como AstraZeneca, Salvat o Lacer.
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