¡Qué ganas tenía de que llegara el estreno de la obra de teatro de mi intérprete favorito! Compré las entradas hace ya más de 3 meses y ¡por fin! ha llegado el momento. Ya estoy acomodado en mi butaca leyendo el programa… ¡Espera! tengo que ir al baño. Tuve la precaución de salir de casa con los deberes hechos, pero ¡otra vez tengo ganas! Me estoy empezando a preocupar porque creo que orinar mucho es malo.
¡Horror! Tengo que hacer levantar a toda la fila que ya está sentada. ¡Perdón! ¡Disculpe! ¡Perdón! ¡Siento molestarle! ¡Ay que no llego!
Orinar: un acto fisiológico necesario
La micción es el acto de vaciar la vejiga. Cuando la vejiga está llena de orina, los receptores que existen en la pared de la vejiga desencadenan el reflejo de la micción y es el músculo detrusor, el cual rodea la vejiga, el que inicia la contracción. El esfínter interno de la uretra se relaja y permite que la orina salga de la vejiga y pase a la uretra.
Hasta aquí, estas dos reacciones que se producen son involuntarias, pero el esfínter externo de la uretra se relaja de manera voluntaria para que la orina pase por la uretra y salga.
A medida que la orina llega a la vejiga, procedente de la filtración renal y a través de los uréteres, se va acumulando en ella. Pero este reservorio tiene un volumen límite, es decir, cuando el volumen llega a unos 200 ml de orina, el músculo detrusor comienza a contraerse y el músculo uretral interno se empieza a relajar. Es el momento en el que se envía una señal al sistema nervioso para generar el aviso de “necesidad de orinar”.
Imaginemos que no hacemos caso a ese aviso procedente del cerebro que nos dice “tienes que ir al baño”… Pues comienzan los problemas. Cuando el volumen roza los 500 ml, las contracciones del músculo detrusor de la vejiga comienzan a forzar la apertura del esfínter interno de la uretra y si el esfínter externo uretral no es lo suficientemente fuerte, el acto de orinar ocurrirá de manera involuntaria.
De manera general, el control de la micción comienza entre los 2 y los 3 años, pero todos sabemos que hay circunstancias que nos lleva a no tener capacidad de controlar las necesidades de orinar.
¿Cuántas veces se considera normal acudir al baño?
No existe un número de veces considerado “normal” de acudir al baño a orinar. Hay personas que nada más levantarse van al baño, otras tardan un poco más y las hay que tienen que levantarse durante la noche sin que por eso se considere anormal, aunque incómodo sí.
En términos generales, se considera que la mayoría de las personas orinan cada dos o tres horas, lo que se traduce en que las personas miccionan entre cuatro y siete veces al día.
Pero ni se orina la misma cantidad y el mismo número de veces al día, ni se orina igual a lo largo de toda la vida.
¿De qué depende la frecuencia urinaria?
El número de veces y el volumen evacuado está marcado por diferentes factores:
La cantidad de líquido que ingieres
A mayor cantidad ingerida, más veces se acudirá. Pero también influye el tipo de líquido ingerido como ocurre con el consumo de cafeína y alcohol que aumenta la frecuencia con la que se orina.
El tamaño de la vejiga
Es un tema de capacidad, a vejiga más pequeña, más veces se acudirá al baño.
Los años que tienes
Tanto niños como ancianos puede que tengan más problemas a la hora de contener la orina y necesitan acudir más veces al baño, aunque las cantidades que eliminen sean pequeñas.
Ciertos medicamentos
Los pacientes hipertensos suelen estar tratados con diferentes tipos de medicamentos entre los que se encuentra los diuréticos cuya finalidad es la eliminación de sodio y agua lo que reduce el volumen de líquido que fluye a través de venas y arterias, reduciendo la presión arterial. Pero, estos tratamientos obligan a que se acuda con más frecuencia a orinar
El embarazo
Los cambios hormonales y la presión que ejerce el feto sobre la vejiga aumentan la necesidad de acudir al baño a orinar.
Ciertas enfermedades, un factor aparte a tener en cuenta
Independientemente de los factores expuestos, algunas enfermedades pueden afectar a la frecuencia urinaria:
- Cistitis
Inflamación de la vejiga como consecuencia de una infección bacteriana que provoca micciones dolorosas y ganas constantes de hacer pis.
Aumentar el consumo de agua, higiene adecuada y tomar simbióticos con cepas probióticas específicas junto con arándanos, d-manosa, brezo, gayuba y quercetina ayudarán a aliviar los síntomas
- Vejiga hiperactiva
Está relacionada con desequilibrios hormonales, obesidad o infecciones.
Terapias de comportamiento y conseguir un peso saludable, puede ser la solución
- Diabetes
Una diabetes no diagnosticada o mal tratada puede provocar elevados niveles de azúcar en sangre que afectan en la frecuencia a la hora de orinar
- Prostatitis
Puede dar lugar tanto a una necesidad constante de hacer pis como una falta de flujo y cantidad de orina evacuada
- Debilidad del suelo pélvico
Una musculatura del suelo pélvico débil como consecuencia, por ejemplo, de un embarazo puede dar lugar a pérdidas de orina y ganas frecuentes.
Los ejercicios de Kegel pueden ser la solución a este problema.
- Cálculos renales
O cualquier otra obstrucción que afecte al sistema urinario puede implicar una mayor frecuencia en las micciones.
¿Cuándo pueden saltar las alarmas?
Algo no va bien cuando la necesidad de orinar puede llegar a interferir tu día a día, llegando a no ser consciente del número real de veces que acudes al baño. Si es tu caso, presta atención a estas señales que se suman a orinar mucho y, en caso necesario, acude al médico:
- Orina demasiado turbia y fuerte olor
- Dolor en la parte baja de la espalda
- Presencia de sangre en la orina
- Dificultad y dolor al orinar
- Pérdidas de orina frecuentes
- Fiebre
¡Excelente interpretación! Sin contratiempos
BIBLIOGRAFÍA
https://www.infermeravirtual.com/files/media/file/103/Sistema%20urinario.pdf?1358605607