Con la llegada de las temperaturas elevadas nuestro cuerpo cambia, y también nuestras emociones. Los síntomas más normales que se pueden desencadenar son nerviosismo, te vuelves más apático, mal humor, cansancio, insomnio, malestar general, falta de apetito, falta de concentración…
Es indudable que el calor extremo puede tener consecuencias negativas sobre nuestro ánimo.
Calor y apatía
El verano es la época del año en la que, por lo general, nuestro estado de ánimo positivo aumenta. Nos volvemos más extrovertidos y con más ganas de hacer planes, de viajar, planear vacaciones, ¿playa o montaña? Pues nos acompaña el buen tiempo y más horas de luz, siempre y cuando le calor sea limitado y soportable.
Nuestras ganas de salir y relacionarnos aumentan. Pero puede llegar un punto en el que, si el calor es excesivo, comienza a tener en nosotros el efecto contrario. Puede afectar negativamente a nuestro estado de ánimo.
Podemos sentirnos agotados y apáticos debido al extremo calor, y no hay quien nos mueva del rincón más fresco de nuestra casa hasta que prácticamente se pone el sol.
El calor influye en nuestro descanso
Las altas temperaturas de la época estival provocan una serie de reacciones en nuestro organismo: vasodilatación, aumento de la sudoración con la consecuente pérdida de líquidos y electrolitos a través del sudor, falta de sueño y/o dificultad para conciliar el sueño.
Cuando llega la noche, si la temperatura exterior no disminuye lo suficiente, la persona no llega a tener un descanso reparador. Es decir, la cantidad y la calidad de su sueño se ve muy comprometida, y el cansancio se va acumulando día tras días.
Esta falta de descanso desencadena un malestar general en la persona. Al encontrarse más cansada comienza a tener faltas de atención y concentración, lo que provoca desmotivación en la actividad que deba realizar (estudios, trabajo), incluso si se tratan de los planes más apetecibles, simplemente no puede con ellos. Lo cual desemboca en estados de tristeza y de apatía.
La apatía se define como un estado de desinterés y falta de motivación o entusiasmo en que se encuentra una persona y que comporta indiferencia ante cualquier estímulo externo.
¿Estás apático en verano?
Nos puede parecer extraño que en una época que está pensada para la diversión, el descanso, el querer desconectar de la rutina, pueda aparecer en algunas personas la tristeza. Se conoce como trastorno afectivo estacional (S.A.D) del verano, aunque es menos común que en estaciones como el otoño o el invierno.
A pesar de disfrutar de más horas de luz y un clima en principio más apacible, el individuo que lo padece suele sentirse más triste y abatido que en otras estaciones.
¿Qué podemos hacer para que no afecte el calor a nuestro estado emocional?
En lugar de quejarnos del calor que hace y dejarnos llevar por esa apatía, podemos tomar el control de la situación. Podemos hacer pequeños cambios que marquen la diferencia y nos hagan afrontar la época estival de forma que evitemos que nos afecte emocionalmente.
- Pensemos a qué hora es mejor que realicemos nuestras actividades. Hay que evitar, en la medida de lo posible, las horas centrales del día cuando el calor es más intenso. En caso de que sea imprescindible y tengas que salir a esas horas, presta atención a una hidratación adecuada y evita la exposición solar directa.
- Adapta tu ritmo de vida al calor, pero intenta mantener tus rutinas, cambia las horas, pero continúa con tus actividades. Si, por ejemplo, te gusta salir a correr, busca las horas más adecuadas y continua con tu rutina de ejercicio.
- Establece una rutina de sueño adecuada, ya hemos visto cómo te puede afectar esa ausencia de sueño de calidad y reparador. El insomnio es una de las grandes amenazas del calor extremo pues limita nuestro descanso, lo que hace que estemos cansados y más irritables durante el día. Recurre a todo aquello que refresque el ambiente, ya sea aire acondicionado, ventiladores, corrientes de aire o una ducha antes de dormir.
- Mantén una dieta equilibrada. La alimentación juega un papel importante en nuestro bienestar emocional. Durante la época de calor, es recomendable optar por comidas ligeras, frescas y nutritivas, aumentando el consumo de frutas y verduras. Evita las dietas que generan digestiones pesadas, el excesivo consumo de grasa, el café y otras sustancias que pueden afectar a la conciliación del sueño. Evita el consumo de alcohol ya que tiene un importante efecto deshidratador en nuestro organismo.
- Puedes encontrar complementos alimenticios que te ayuden en estos momentos. Pueden ser aquellos que contienen cepas probióticas específicas, triptófano, fosfatidilserina, minerales como el magnesio o el zinc y vitaminas del grupo B y biotina. Estos contribuirán a mejorar tu estado de ánimo y también reducirán el cansancio y la fatiga.
El verano es un tiempo para descansar, para experimentar, no nos dejemos vencer por el calor y la apatía. Pon remedio y disfruta de un verano único y lleno de emociones.
