Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos experimentado las pesadillas, sobre todo, cuando éramos niños. Podemos definirlas como sueños intensos y de temor que nos pueden llegar a despertar y que nos dejan una sensación aguda de miedo y ansiedad.
En muchas ocasiones se repiten noche tras noche pero, en general, van disminuyendo según vamos cumpliendo años.
¿Por qué se tienen pesadillas?
Como hemos dicho, las pesadillas es un trastorno que ocurre durante el sueño, es frecuente en la infancia, entre los 3 y los 8 años y, generalmente, son transitorios y desaparecen en la adolescencia. Las pesadillas son sueños que generan miedo, terror o angustia.
Las cosas estresantes que nos ocurren en el día a día pueden hacer que nuestros sueños se conviertan en pesadillas, como el cambio de casa, problemas en la escuela o el enfado con el mejor amigo. Es por ello por lo que los niños pequeños suelen tener pesadillas más relacionadas con su familia, con la pérdida o la muerte de familiares, especialmente de la madre.
Cuando son niños más mayores, las pesadillas tienen que ver con la relación con otros niños de su misma edad, con peleas, con los lugares que suelen frecuentar. Y si son más mayores, con actos más violentos como peleas o violaciones.
Otras circunstancias, como el hecho de comer antes de acostarse, originan un incremento del metabolismo y de la actividad cerebral que conllevan un incremento de pesadillas.
Pero la fiebre alta o ciertos medicamentos también pueden provocar que tengamos pesadillas.
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¿Qué podemos hacer?
No hay que preocuparse en exceso. Este tipo de trastorno suele aparecer al crecer el niño sin haber hecho un tratamiento específico. Aparecen de manera esporádica y pueden estar relacionados con algo que le ha causado inquietud al niño porque lo ha visto en un programa de televisión, o por Internet.
Sabiendo esto, es necesario evitar la excitación excesiva de programas violentos o de historias de miedo. Pero, además, puede resultar de utilidad poner en práctica, cada noche, una serie de medidas:
- Es recomendable ir a la habitación del menor para tranquilizarle y darle seguridad si se despierta. Abrázale y consuélale. Puedes mostrarle cosas que son familiares dentro de la habitación, recordándole que estás cerca de él, por lo que le dará la sensación de estar en todo momento seguro y protegido. Y puedes distraerle con algo divertido que vaya a ocurrir al día siguiente para que pueda dejar de pensar en la pesadilla lo más rápidamente posible.
- No hables con el niño del contenido de la pesadilla en ese mismo momento ni es recomendable encender la luz. Durante el día, se hablará de todo ello.
- Si es la misma pesadilla noche tras noche es recomendable investigar qué le puede provocar esa ansiedad, hablarlo con el menor e intentar serenarlo. Porque el mero hecho de explicar esos malos sueños hará que el menor se sienta mejor.
- Puede ser de utilidad que el niño reescriba la pesadilla o la dibuje y después hacer pedazos el papel.
- Deja la puerta abierta de su habitación.
- Deja que se lleve a la cama un peluche o alguna prenda que le brinde seguridad.
- Léele un cuento antes de acostarse.
- Enciende una luz tenue en su cuarto.
Eso sí. Hay que vigilar la frecuencia en las que aparecen las pesadillas porque si lo hacen de manera persistente, puede ser un motivo de consulta médica.
Y, por supuesto, medidas de higiene del sueño
La recomendación general para el manejo de las pesadillas incluye un conjunto de medidas de higiene de sueño, entre las que destacamos:
- Es conveniente seguir horarios regulares, incluso los fines de semana. Y estos horarios deben ser razonables según la edad y la época del año.
- Exposición a luz intensa por la mañana porque con ello conseguirás adelantar el sueño.
- Evitar actividades de alerta una hora antes de dormir (videojuegos, estudio, móvil, internet…).
- No usar la TV para dormirse. Y no debe estar en la habitación del adolescente. El uso de la televisión para conciliar el sueño o la exposición a más de dos horas al día de una pantalla, son factores que limitan y perjudican el sueño.
- No consumir estimulantes como la cafeína, cola o chocolate.
- Practicar ejercicio físico regular, pero evitando la actividad vigorosa previa a la hora de irse a la cama.
- Los padres también deben dar ejemplo. Hay que favorecer un ambiente relajado al final de la tarde y hay que transmitir al niño tranquilidad y seguridad.
- Procura que el ambiente de su cuarto sea tranquilo, silencioso, oscuro y con una temperatura agradable.
Otros trastornos del sueño
Las pesadillas son un tipo de parasomnia que se definen como fenómenos involuntarios, anormales y molestos que ocurren durante el sueño y son capaces de disminuir la calidad del sueño. El sonambulismo o los terrores nocturnos podemos incluirnos en esta clasificación.
Pero no son los únicos trastornos del sueño.
Síndrome de apneas obstructivas del sueño (SAOS)
Se caracteriza por la presencia, durante el sueño, de episodios repetidos de obstrucción de vías respiratorias superiores, acompañados de una mala ventilación y una pobre saturación de oxígeno sanguíneo durante el sueño. Todo ello desencadena un sueño desestructurado.
Síndrome de piernas inquietas
Se define como la necesidad imperiosa e irresistible de mover las piernas, asociando una sensación desagradable y/o dolorosa que empeora con el reposo y que mejora moviendo las piernas. Aparece en la transición vigilia-sueño, dificultando la conciliación del sueño.
Síndrome de fase de sueño retrasada
Trastorno del ritmo circadiano del sueño con incapacidad de conciliarlo a horas convencionales. Es normal que la persona se duerma más tarde. Y esto, evidentemente, conlleva la dificultad de despertarse a una hora normal. Es decir, se duerme más tarde, pero se despierta también más tarde, siendo típico de los adolescentes y jóvenes.
Insomnio
Pero, sin lugar a dudas, el trastorno del sueño más frecuente es el insomnio, que se caracteriza por la dificultad o incapacidad continua de iniciar el sueño, mantenerlo, o la sensación de que el mismo no es restaurador.
Y estas alteraciones producen, al menos, algunas de las siguientes molestias diurnas: malestar, distracción, pérdida de concentración, disminución del rendimiento sociolaboral, alteraciones del carácter, somnolencia, astenia, propensión a cometer errores en el trabajo o en conducción de vehículos y algunos síntomas somáticos.
Referencias
https://www.cincinnatichildrens.org/espanol/temas-de-salud/alpha/p/nightmares-terrors
https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/preschool/Paginas/nightmares-and-night-terrors.aspx
