La artrosis afecta a millones de personas en todo el mundo. Es una enfermedad crónica caracterizada por el desgaste y la degeneración progresivos del cartílago articular, lo que provoca dolor, pérdida de movilidad normal y deformación que puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, aunque es más frecuente en manos, rodillas, caderas y columna vertebral.
No existe cura para la artrosis, pero hay muchas opciones de tratamiento que pueden
ayudar a aliviar el dolor y mejorar la función de la articulaciones.
Descubramos cómo frenar la artrosis.
¿Qué es la artrosis y cómo afecta a nuestro cuerpo?
Antes de saber qué es la artrosis, no está de más conocer un poco de la parte de nuestro cuerpo que se ve afectada por esta enfermedad…
Me refiero a la articulación
Una articulación es aquella zona donde hay conexión entre dos o más huesos. Las articulaciones pueden ser fibrosas, cartilaginosas o sinoviales
Algunos ejemplos…
- La rodilla conecta fémur, rótula y tibia.
- El codo conecta el brazo con el antebrazo, es decir, húmero con cúbito y radio.
- La tibia, el peroné y el astrágalo, a través del tobillo, conectan la pierna con el pie.
¿Y el cartílago?
El cartílago es un tipo de tejido conjuntivo formado a partir de las células denominadas condrocitos y una matriz extracelular compuesta por colágeno, proteoglicanos y agua.
Es el responsable de garantizar una superficie sobre la que se deslizan los huesos sin apenas fricción. Pero no solamente eso, sino que también contribuye a absorber los impactos y distribuir las cargas que se ejercen durante los movimientos como a la hora de caminar, saltar o correr.
Ahora sí… ¿qué es la artrosis?
La artritis es un término que se refiere a la inflamación de las articulaciones y, la artrosis, es una enfermedad degenerativa del cartílago articular.
Se define como una enfermedad causada por el desgaste del cartílago, lo que provoca una aumento en el rozamiento entre huesos dando lugar a una inflamación local (artritis).
Afecta, sobre todo, a las personas con una edad avanzada y se trata de un proceso en el que el cartílago se degenera. A medida que aumenta la fricción entre los huesos, se produce inflamación, motivo por el cual a la artrosis también se le denomina osteoartritis.
Factores de riesgo para desarrollar artrosis
La artrosis es frecuente después de los 60 años consecuencia del envejecimiento natural pero la edad no es el único factor de riesgo que condiciona la aparición de la artrosis:
Edad
El desgaste por el “uso” de las articulaciones aumenta a medida que se envejece. Es el primer factor de riesgo, más importante y evidente.
Genética
La alteraciones hereditarias afectan a la forma y/o estabilidad de las articulaciones lo que puede derivar en artrosis.
Sobrepeso
El aumento de peso corporal es un factor importante en el desarrollo de la artrosis. A mayor peso, mayor sobrecarga sobre las articulaciones implicadas y mayor desgaste.
Movimientos repetitivos
Los atletas o en el caso de ciertos trabajos como empleados de limpieza o camareros, tienen mayor riesgo de desarrollar artrosis precisamente porque son oficios que implican la repetición de un mismo movimiento.
Actitud sedentaria
En el polo opuesto encontramos el sedentarismo. Al igual que los deportes de alto impacto pueden dar lugar a la artrosis, la ausencia de movimiento y la consecuente debilidad muscular pueden provocar una degeneración prematura del cartílago y/o un aumento en la fricción de los huesos implicados en una articulación.
Sexo
Las mujeres tienen hasta tres veces más probabilidades de desarrollar artrosis que los hombres. Entre los motivos están los niveles de estrógenos y la forma en la que los microARN envían y reciben mensajes a nivel sinovial, que son diferentes entre ambos sexos.
Otras enfermedades
El desarrollo de otras patologías o alteraciones también pueden originar artrosis como alteraciones metabólicas, gota, traumatismos agudos y crónicos, enfermedades neurológicas, artritis reumatoide, diabetes…
Los síntomas más comunes de la artrosis
Dolor
El principal síntoma de la artrosis es el dolor, que se agrava con el esfuerzo y remite con el reposo. A mayor progresión de la artrosis, más intensidad del dolor que se nota incluso en reposo, llegando a incapacitar.
Rigidez
Otro de los síntomas frecuentes es la rigidez de las articulaciones afectadas. Es habitual que esa rigidez se manifieste por las mañanas, al despertar, debido a un periodo de inactividad prolongado, pero que mejora con el movimiento.
Inflamación
La articulación afectada suele tener menos movilidad, estar caliente e incluso sentir que cruje cuando se moviliza, debido a la inflamación localizada y el más que probable acúmulo de líquido sinovial en la articulación.
Atrofia muscular
La falta de movilidad en estadíos más avanzados puede dar lugar a una atrofia de los músculos anexos lo que contribuye, a su vez, a un aumento de la inestabilidad articular.
Deformidad
La degeneración progresiva de la articulación y la consecuencia de los síntomas puede dar lugar a la pérdida de la función de la articulación, alteración de su alineación y la aparición de deformidad.
Recomendaciones para combatir la artrosis
La artrosis está muy relacionada con la edad y, como esta, no tiene cura. Con la adopción de algunos hábitos saludables se puede lograr enlentecer este proceso degenerativo y aliviar los síntomas asociados:
Un peso saludable
Una alimentación variada y equilibrada puede ayudar a controlar la subida de peso y a aportar aquellos nutrientes necesarios para unas articulaciones fuertes y funcionales.
El pescado azul, por ejemplo, contiene ácidos grasos omega 3 que contribuyen a contrarrestar la acción de los mediadores proinflamatorios que nuestro cuerpo produce.
Además, reducir el consumo de carnes rojas y optar por grasas vegetales insaturadas como el aceite de oliva, es una opción saludable.
El consumo de fruta y verduras, por su alto contenido en antioxidantes, contrarrestarán la progresión de la artrosis.
Haz ejercicio
Una actividad física regular y de intensidad moderada tendrá efectos beneficiosos en la salud en general y en las articulaciones en particular.
El entrenamiento de fuerza fortalecerá los músculos que rodean las articulaciones garantizando una mayor estabilidad y retraso en la aparición de la artrosis.
Procura que el ejercicio que realices sea de bajo impacto y con el menor riesgo posible de lesiones.
Se ha demostrado que el ejercicio aeróbico disminuye los síntomas de la artrosis y mejora la función física. Caminar a un ritmo suave reduce el dolor y mejora la función muscular. El ciclismo, la natación, el aquagym o el tai chi son otros ejemplos.
Presta atención a tu postura
Una artrosis avanzada va deformando las articulaciones y, con ello, la postura. Pero, a su vez, la adopción de una postura inadecuada aumenta las probabilidades de rigidez. Así que, sé consciente de la postura que mantienes al caminar y sentarte.
En caso de presentar un grado elevado de artrosis, puedes ayudarte de un bastón cuando camines.
Y al calzado…
Un calzado adecuado y unas plantillas personalizadas contribuirán a compensar los posibles desequilibrios en la alineación de cadera, rodilla y tobillos y ralentizar el progreso de la artrosis.
Para aliviar los síntomas
Aplicar frío o calor puede ser una alternativa. El frío contribuye a reducir la inflamación y el calor ayuda a combatir la rigidez.
El descanso tras un proceso agudo ayuda a aliviar el dolor, pero no lo alargues demasiado porque puede contribuir a una atrofia muscular y empeorar.
El uso de órtesis o férulas que ayudan a mantener las articulaciones alineadas favoreciendo la funcionalidad, la neuroestimulación eléctrica transcutánea (TENS) o la terapia por señales electromagnéticas pulsadas (PST), son técnicas que presentan beneficios en el control de los síntomas asociados a la artrosis.
Los suplementos alimenticios, una buena contribución
Otra opción muy interesante es la incorporación de suplementos alimenticios con ingredientes activos. En las farmacias, más allá de los analgésicos y antiinflamatorios convencionales, podrán recomendarte complementos a base de colágeno marino hidrolizado, magnesio, vitamina C y ácido hialurónico o con glucosamina, condroitina, MSM, boswellia, ácido hialurónico, calcio y vitamina D que, como bien dice la palabra, complementará a otras acciones encaminadas al alivio de la artrosis.
Eso sí, ten siempre presente la visita médica para que el tratamiento se adecúe a tus necesidades.
La vejez es la pérdida de la curiosidad (Azorín)
BIBLIOGRAFÍA
https://www.cgcom.es/sites/main/files/mig/guia_artrosis_edicion2.pdf